Que hace ya casi un mes fue derribado por un automóvil el busto de don Víctor Manuel Correa Rachó y arrasado el pedestal donde se hallaba en la avenida que lleva el nombre del primer alcalde panista de Mérida y ex candidato a gobernador, pero hasta hoy no se ha hecho nada por reponer en su sitio al político yucateco. Tampoco se sabe dónde se halla la efigie del licenciado Correa Rachó, aunque informes extraoficiales señalan que fue rescatada el día del accidente en el que el automóvil lo derribó y resguardada  en alguna estancia de los Servicios Públicos Municipales. Ojalá que la demora en reponer el monumento no sea indicio de que ya poco importa a la autoridad municipal la memoria de quien fuera uno de los más destacados líderes blanquiazules del siglo XX en Yucatán, primer presidente municipal opositor de Mérida y que siempre ha sido señalado como ejemplo en ese partido.

Que se asegura que no sólo en círculos empresariales del Estado hay preocupación por dos proyectos –ambos por cierto surgidos de regímenes que se declaran comunistas: China y Cuba– el del Dragon Mart en la costa norte de Quintana Roo y el de Puerto Mariel en la isla antillana, sino también en el gobierno del Estado porque generarían competencia desleal con las manufacturas yucatecas gracias a las exenciones fiscales y otras facilidades que tendrían para operar. El capitalismo de Estado que rige en los antiguos países marxistas parece imponerse a los postulados del libre mercado con todas las consecuencias que ello conlleva, sobre todo porque la competencia no se da en condiciones equitativas y los costos de producción son infinitamente inferiores en esas naciones.