Que de nuevo e inevitablemente los baches son tema obligado de conversación y su presencia en estos días es infaltable en las redes sociales porque han aparecido, a causa de las intensas lluvias de los días recientes, por todos los rumbos de la ciudad, y de nuevo también la explicación trillada: es que las calles de la ciudad son muy antiguas y ya ha vencido su periodo de vida útil, pero habrá una campaña emergente de bacheo.

Al mismo tiempo, se inauguran nuevas pavimentaciones a vías importantes como el Paseo de Montejo y la llamada, entre otros nombres, Avenida Internacional, se hacen modernas carpetas de concreto en otra muy transitaba como es la 60 Norte y se anuncia, esto por parte del Ayuntamiento, que también la prolongación de Montejo será repavimentada con concreto que, contra lo que ocurre con el asfalto, tiene una duración media de 30 años contra siete u ocho de aquella.

En medio de esta fiebre de hacer calles, en otros rumbos de la ciudad la gente vive sorteando agujeros y dañando sus vehículos cuando no puede evitar caer en uno de los baches. 

Que la Procuraduría Federal del Consumidor tendría que hacerse cargo de un problema que afecta a los usuarios de los servicios de urgencia en clínicas privadas, donde a veces  los mismos médicos de nosocomio le sugieren al paciente que compre fuera la medicina que se le va a suministrar porque “en la farmacia de aquí cuesta el doble”.

Muchas veces uno va a esos servicios no porque no quiera llegar al Seguro, si es que es derechohabiente, sino porque es lo que queda más cerca para atender la urgencia. Regular tarifas y precios debería ser tarea de esa dependencia, ¿o no?