Que una de las graves preocupaciones de la actualidad tiene que ver con las repercusiones de la crisis –una crisis disfrazada, ya que no muestra su descarnada crueldad, como sí pasaba en aquellos años de inflación galopante– como es la de perder el trabajo. Sin embargo, con el comienzo de año se oyen por todos lados que a fulano, a zutano o a mengano lo cesaron –y le dicen que hay tanto para él y que si quiere lo toma o si no que haga lo que quiera–.

El problema pega sobre todo a los jóvenes, aquellos que, ilusionados con que tienen una fuente de ingresos, deciden unir sus vidas y comienzan a construir un hogar con todo lo que implica de sacar a crédito los enseres más indispensables para la casa y hasta traen una nueva vida al mundo. Como a ellos cuesta menos liquidarlos es a los primeros que ponen de patitas en la calle. Y esto aparte del abaratamiento de la mano de obra profesional. 

Que por estos días, el gobernador Rolando Zapata Bello anda de gira por el Estado, donde da a conocer los logros de su administración y hace promesas que permiten vislumbrar una etapa de bonanza en Yucatán si se concretan sus proyectos en los ámbitos industrial, agrícola, pecuario y hasta deportivo, como es la descomunal inversión en la Unidad Deportiva Kukulcán, donde con un presupuesto histórico de más de 450 millones se hará de Yucatán una potencia del deporte en el sureste mexicano.

Antiguos observadores de la vida política estatal aseguran que no recuerdan un gobernante, por lo menos desde don Víctor Cervera, que haya hecho tantos planes, realizado otros y que tenga en ejecución más como Rolando Zapata Bello.