Que los pasos peatonales construidos en calles y avenidas de la ciudad son muy útiles, sin ninguna duda, pero son también un mal necesario y a veces hasta motivo de conflicto entre viandantes y automovilistas como sucedió ayer en la mañana en una avenida del norte de la ciudad.

Tres jóvenes cruzaban cachazuda y tranquilamente sobre uno de los pasos mencionados mientras sostenían animada plática –uno de ellos inclusive llevaba las manos en los bolsillos de los pantalones– y cuando uno de los automovilistas que esperaba que pasaran les mandó un discreto aviso con el claxon para que caminaran más de prisa, se viraron y en medio de recordatorios a la autora de los días del guiador le gritaron que esperara porque “nosotros tenemos preferencia”.

Y efectivamente los viandantes tienen preferencia de paso, pero todos deberían saber que, como señala el Reglamento de Tránsito vigente, antes de pasar deben avisar con la mano a los guiadores de sus intenciones y caminar lo más rápido que puedan. Así que esos jóvenes, además de léperos, son ignorantes. Los ciclistas son otro caso, transitan sin luz, van por donde quieren y se ponen en peligro ellos mismos y a otras personas. 

Que no obstante las políticas de privacidad y otras zarandajas similares que inventan las autoridades, a los teléfonos celulares y domiciliarios llegan avisos de ofertas de todo tipo y ofertas, inclusive para cambiarse de compañía telefónica o de bancos y les importa un comino si les dices que no te interesa, ya que te someten a un interrogatorio feroz. Claro que queda el camino de colgarles y ya, pero eso no resuelve el problema porque al rato están de nuevo molestando.