¡Ahí vienen los panameños, uy, qué miedo!

Digo, hemos pasado lo indecible como para que ahora nos pongamos como adictos a las películas de Derbez.

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Y todos a correr, histéricos, al borde de un ataque de nervios como si hubieran aprobado el IVA en colegiaturas y hasta las idas al rancho de El Peje. Una cosa alucinante de terror colectivo a causa de un partido de futbol. Ni siquiera los maestros de la CNTE, anorcos y granaderos han generado tanto estupor en México como el equipo panameño con el que el mil veces heroico Tritánic habrá de jugarse un negocio multimillonario. Bueno, son tales las angustias, que casi estoy seguro de que los gobiernos hermanos del DF y el federal, con tal de que los ratones verdes lleguen a Brasil, abrirían el santuario sagrado del Zócalo para que se arme ahí la Feria del Libro que tuvieron a bien suspender, no se les fuera a colar algún exotismo ideológico.

¿Quién me iba a decir que Dios nos iba a prestar vida para ver esto, el país del sí se puede, del gobierno que está moviendo a México, sometido por el temor de no ir al Mundial?

Digo, hemos pasado lo indecible como para que ahora nos pongamos como adictos a las películas de Derbez: 70 años del PRI, 12 del PAN, la existencia misma del Chupacabras, los arrebatos michoacanizantes de Calderón, el show standopero de Fox, el Pancho por México, la zapatería de Granier & sons, el nepotismo papaloy y lobuki de Robero Deschamps, el pedigüeñismo de Los Chuchos, el espectáculo walking dead del Lazca, la proverbial humildad de la maestra, el indiscreto encanto de la sociedad de los ex góbers transas, los montajes de García Luna Productions, el dilentantismo del ChikiliQuadri, y las maravillas de la muy circense y teibolera real politik mexicana.

Con la mitad de esas experiencias cualquier otro país se proclamaría blindado para enfrentarse al mismísimo Belcebú con sonrisa como de La Barbie.

Es tal el estado de incomodidad de la afición, que solo se puede comparar con el estado del manifestante agarrado a cascazos por un granadero al que, tristemente, unos insensibles me lo consignaron para ser políticamente correctos. Ahora solo falta que se pretenda que la regulación de las marchas incluya también que sea obligatorio que las autoridades atiendan las quejas de las fuerzas subversivas. Espero que en caso de perder, los seleccionados calcen, como dice Rubén Blades, zapatillas por si hay problemas, salir volaos.

www.twitter.com/jairocalixto

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