Al filo del peligro

Mi cuerpo es más suyo que mío, y me dejo llevar como si se tratara del último día de mi vida, mi última noche.

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Soy más suya que mía. Bajo la mirada, incómoda, en un intento desesperado por ya no pertenecerle, por olvidarme de todo, anhelando volver a ser aquella mujer del enigma entre los labios.

Y con el susurro de aquel recuerdo, de aquel breve instante, cuando mis labios le resultaron un misterio, cuando mi mirada carecía de afecto o simpatía, hoy me encuentro, embelesada, enamorada, casi hipnotizada, mientras se esconde en cada centímetro de mi cuerpo, en cada curva, en cada deseo. 

Bajo la mirada, incómoda y susurra mi nombre, lascivo, saboreándome con la punta de la lengua y dedicándome la sonrisa más perversa que quizá me puede conceder, mi favorita, seduciéndome con agonía. Creo que perverso me gusta más.

Me invita a abandonarme mientras me resisto, en vano,  permaneciendo con nada más que su mirada cubriendo mi cuerpo, desnudo, descalzo, hasta que caigo rendida, aprisionándolo con los labios, las piernas y las manos.  

Mi cuerpo es más suyo que mío, y me dejo llevar como si se tratara del último día de mi vida, mi última noche. Me dejo arrebatar. Saboreo el peligro entre sus labios, mientras dejo que se aferre con besos a mi cuerpo, uno por cada segundo que dure la eternidad. Creo que perverso me gusta más.

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