Al tiempo...

Es verdad que al ser viejos “… extenderemos los brazos y otro nos ceñirá y nos llevará a donde no queremos ir”.

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La vida es una serie de encuentros, la vida después de la vida también ha de serlo.- Doménico Cieri Estrada, escritor mexicano 

Si reflexionamos, es fácil darse cuenta que la vida humana es un proceso acumulativo y desgastante a la vez. Con el paso del tiempo tienen lugar los diversos acontecimientos, situaciones con aciertos y desaciertos, amores y desamores, sueños que cristalizaron y otros que se desvanecieron, éxitos que saboreamos y fracasos amargos, reveladores y didácticos. Así pasa “nuestro tiempo” que le llamamos “nuestra vida” y que en cualquier momento se terminará sin previo aviso. 

La sabiduría emerge cuando asimilamos lo real y verdadero eliminando el oropel y la falsedad para poder distinguir lo que realmente vale. Entonces es más fácil colaborar y ayudar a vivir mejor a los demás atenuando sus penas y aumentando sus gozos. Es bueno, como dice el poeta, que “…al echar la vista atrás…” seamos capaces de ver el camino recorrido con agradecimiento, serenidad y valor, con una reflexión realista, profunda en su significado y con amor. 

Es verdad que al ser viejos “… extenderemos los brazos y otro nos ceñirá y nos llevará a donde no queremos ir”. Ahí estará la oportunidad de crecer en confianza y humildad que en otros tiempos la autonomía y la soberbia nos impidieron desarrollar. Veremos con los ojos del alma el amor en actos de bondad  y comprensión que otros nos prodigarán. 

Hay que aprender a afrontar la vida, conscientes de que HOY  sí podemos practicar la confianza y el agradecimiento con una actitud de valor y esperanza que nos haga recordar que somos frágiles, para no alardear ni envanecernos. Al mirar atrás podremos recordar tantas ocasiones en que fuimos bendecidos y recompensados por explorar nuestros talentos, por tomar riesgos y las muchas veces que obtuvimos lo que queríamos y otras que fueron de aprendizaje.

Todas las habilidades que tenemos, las logramos cuando aceptamos retos y oportunidades en los que tuvimos el coraje para arriesgarnos ante lo desconocido. La vida humana es la oportunidad que Dios nos da para mejorar la visión de la eternidad y lograr el equilibrio cada día para ser mejores personas con la convicción de la VIDA después de esta vida.  

La fe no se vive únicamente cuando se reza, sino que la fe está cuando vivimos conscientes de crecer en el amor y de mirar a lo lejos el bienestar que nos espera al edificar nuestra vida día a día en la roca firme del AMOR INCONDICIONAL. 

¡Ánimo!, hay que aprender a vivir.

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