Alarma la depresión juvenil en Solidaridad

El porcentaje aterra a cualquiera: El 50 por ciento de los jóvenes padece depresión en Solidaridad...

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El porcentaje aterra a cualquiera: El 50 por ciento de los jóvenes padece depresión en Solidaridad.

La estadística, estimada por miembros de Espacio Poder Joven, se debe principalmente a conflictos familiares, problemas en la escuela y al desamor, lo cual puede conducirlos al consumo de drogas, a la delincuencia o al suicidio.

Sin duda, los programas gubernamentales no están obteniendo los resultados deseados. Ni las becas deportivas, ni las charlas motivacionales, ni los espacios recreativos, ni los talleres culturales, ni las asistencias psicológicas logran que los jóvenes se alejen de los peligros que supone una depresión, cualquiera que sea el motivo real.

En este espacio se consignó recientemente las razones y las secuelas del bullying en los planteles, además de las aberraciones cometidas por algunos maestros, como el caso del abuso sexual en la secundaria “Ignacio Zaragoza”, denunciado días atrás.

Ambos problemas (bullying y abusos) son responsabilidad de las autoridades educativas y de los directores de planteles. Pero es una obligación compartida con los padres cuando se analiza la raíz del mal, que es la falta de prevención, la escasa confianza entre el apoderado y su hijo, el poco apoyo emocional y el mal ejemplo.

De todas las secuelas, una preocupa sobremanera: La drogadicción. En el marco del Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, conmemorado el jueves pasado, los números en torno al consumo y su incidencia no dan tranquilidad.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Adicciones, el consumo de mariguana en Quintana Roo se incrementó 18 puntos entre 2012 y 2013, al pasar de 76.7% a 95.3%, algo similar ocurrió con el tabaco y el alcohol.

En 2011 Quintana Roo ya ocupaba el primer lugar nacional en adicciones y, peor aún, figuraba entre las entidades donde la ingesta la efectuaban niños de 12 años, incluso no sólo de marihuana –la de mayor consumo-, sino de otras altamente nocivas.

Si las campañas oficiales no brindan los resultados deseados, deben transformarse para ser eficaces. No es momento para desechar las ideas sino para complementarlas, para fortalecerlas. 

En paralelo -y aquí un aspecto clave-, los padres deben preocuparse por las drogas a cualquier edad de los hijos, porque en dicho tema nunca es tarde. Mientras antes, mejor. 

Se sabe que es difícil cuando en destinos turísticos como este las jornadas superan el horario normal, obligando al trabajador (que a la vez también puede ser padre) a ausentarse o cumplir de manera parcial sus otros quehaceres, entre ellos atender a su familia. Por eso la crítica frecuente contra el sistema turístico actual y la petición de regular en materia laboral lo que muchos consideran una explotación.

Enseñarles desde pequeños a ser responsables, facilitará la autoestima, la disciplina y un criterio correcto. Cuando se les asignan asuntos sin importancia, los niños y jóvenes se sienten ofendidos y tienden a correr peligros innecesarios. El éxito para tomar decisiones atinadas dependerá en gran medida de cuán maduros se sientan, y eso es tarea de los padres.

Involucrar a los padres de familia, en definitiva, es poner el buen ejemplo. De esa forma comenzarán a generarse los impactos favorables en la calle, en la casa y en la escuela.

Los programas oficiales y la enseñanza escolar dirigida hoy no son suficientes para alejar a los adolescentes de la depresión, que acarrea secuelas inimaginables; entonces, los padres deben reivindicar la formación y cumplir el rol que no acaba: Inculcar valores.

Ya basta de culparse entre sí la autoridad, el maestro y el padre; en esto, todos son responsables.

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