Alienación Parental, desafío para jueces mexicanos

Quien lo realiza cae en un conducta criminal, representa un desafío enorme para su labor diaria...

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En los últimos años ha cobrado relevancia en los marcos legales del derecho familiar el término Alienación Parental, restringido a un fenómeno que aparece en los procesos de divorcio, cuando uno de los padres enajena al o a los hijos contra el otro progenitor y de hecho en un caso “grave” es el hijo quien asume, por esta influencia, el papel de “alienador” contra su propio progenitor.

Desde hace poco más de 30 años, cuando el psiquiatra estadunidense Richard Gardner planteó este fenómeno como un síndrome, ha habido legiones de partidarios y críticos acérrimos de las teorías de Gardner, pero su forma simple de Alienación Parental parece haber llegado para quedarse.

Países como Canadá, Estados Unidos, España, Reino Unido, Perú, Brasil y México, entre muchos otros, han incorporado este concepto a sus marcos legales, no bajo el concepto de síndrome como planteó Gardner, por lo que su aceptación ha crecido de forma rápida y aparentemente sin retorno.

Para los juzgadores, el hecho de que el legislador haya contemplado en la ley este fenómeno, incluso en el caso de la Ciudad de México se ha considerado una forma de violencia, por lo cual quien lo realiza cae en un conducta criminal, representa un desafío enorme para su labor diaria, si consideramos que las tasas de divorcios se han mantenido constantes, tal es el caso de Yucatán que incluso llega a presentar una media superior a la nacional.

En este sentido, es fundamental el asidero profesional con que el juzgador cuente para determinar si realmente se encuentra ante un caso de Alienación Parental y en ese sentido las instancias del Estado, como la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia y la Fiscalía especializada, quienes toman parte en los procesos, son piezas importantes para dar este apoyo especializado.

Como en otros países, los jueces en Yucatán y en México, donde la Alienación Parental ya ha sido incluida en varios códigos civiles o de familia, están cada vez más guiados por el interés superior del menor y la escucha de los mismos, de tal suerte que requieren un soporte de profesionales en psicología, que les proporcione los elementos adecuados para determinar decisiones que redundarán en el mejor ambiente para los menores. 

Recordemos que, tristemente, la constante sigue siendo el panorama donde los hijos son monedas de cambio de los padres en los procesos de divorcio.

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