Altas cimas (1)

No he necesitado mucho tiempo como médico interno del IMSS para darme cuenta de los grandes doctores que ahí laboran y la complejidad que como institución presenta.

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No he necesitado mucho tiempo como médico interno del IMSS para darme cuenta de los grandes doctores que ahí laboran y la complejidad que como institución presenta. La mayoría de los mexicanos lo señalan como un servicio obsoleto, sucio o sobrevalorado; cuando en realidad se trata de uno sobresaturado, en busca de mejoras continuas y poco comprendido en materia administrativa; claro que con lo que he mencionado no pretendo minimizar ninguno de los defectos y fallos que esta institución posee y no quiero presentarla como la mejor de todas, pero sí dar a entender a usted, amigo lector, que existen complejidades que muchas personas ajenas al Instituto desconocen y por las cuales lo critican. Entre ellas están las citas médicas, las largas esperas para éstas y la poca cantidad que se otorgan. 

Con el último punto no podemos hacer nada más que proponer la apertura de plazas para más médicos y así acrecentar el número de pacientes atendidos,  pero en los otros dos puntos ya se trabaja en algo.

Para obtener atención médica en el menor tiempo posible, primero debemos saber que hay  tres niveles: el primero trata enfermedades familiares y leves, da seguimiento a tratamientos otorgados por especialistas de hospitales y realiza curaciones; estos reciben el nombre de Unidad Médica Familiar (UMF). El segundo nivel cuenta con especialidades troncales como medicina interna, cirugía, ginecología, pediatría, entre otras; en Mérida contamos con dos hospitales de esta categoría: la T1 y el Juárez. En tercer nivel se encuentra, a un costado de la T1, la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) la cual contiene subespecialistas.

Ahora el segundo paso, la solicitud de la cita, pero por cuestiones de longitud editorial lo platicaremos en el show de la próxima semana.

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