El alza de los precios

Nos conformamos con vivir la angustia de que los ingresos familiares no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.

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La inflación es una forma de impuestos que se puede imponer sin legislación.- Milton Friedman

Me decía un amigo en forma irónica para demostrar su impotencia para realizar cualquier acción contra la carestía de la vida: “¿Si subió la gasolina?, cuál es el problema, ¡se paga!; ¿la electricidad?, ¡se paga!; ¿el cable?, ¡se paga!”. Y remataba: “Así somos los mexicanos, nos quejamos pero no hacemos nada por remediar esta situación”. 

Somos ciudadanos pasivos ante la carestía de los bienes y servicios que consumimos. Nos conformamos con vivir la angustia de que los ingresos familiares no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. El principio de la escasez es común denominador.

Es muy difícil que los ciudadanos “de a píe” entendamos las vicisitudes de la economía, de los precios internacionales del crudo, la fortaleza del dólar frente al peso, la inflación o pérdida del valor del dinero, la balanza comercial, las reservas internacionales del Banco de México y la influencia de los mercados internacionales en nuestra mermada economía nacional. Nos es más fácil echar culpas generalizadas de nuestros males a funcionarios corruptos y políticos abusivos.

Lo que sí entendemos son las consecuencias de los aumentos en los bienes y servicios que utilizamos y el poco dinero para cubrir esos satisfactores. Bajar el nivel de vida al que estamos acostumbrados es un ejercicio difícil de aceptar. Todos aspiramos a superarnos económicamente más allá de nuestro mínimo vital. ¿Cómo pedirles a las personas hacer más sacrificios en su débil economía familiar?

Da la sensación de que nuestro país es el único que vive momentos económicos y sociales difíciles, pero esto no es así. Ni somos el peor país, ni todos los demás están mejor que México. Muchos lugares del orbe viven momentos económicos difíciles, si no pregúntele a un ciudadano estadunidense desempleado o algún   empresario centroamericano de la baja en sus ingresos. De la frágil economía cubana a la paupérrima Haití. Son realmente pocos los países que están exentos de recesiones económicas y crisis financieras. Coincidimos en que la globalización es imparable, pero también creemos, junto a José Saramago que: “La globalización económica es una nueva forma de totalitarismo”. Aprovechar la globalización es el reto. Vivir en la interdependencia sin sacrificar nuestra independencia. ¿Será esto posible?

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