Amado u odiado

En efecto, a los 90 años de edad, sumamente cansado después de tanto trajinar en la política mundial, el “camarada” Fidel decidió abandonar la isla...

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Lo inevitable tuvo que llegar. El viernes 25 de noviembre la noticia impactó a medio mundo: Fidel Castro Ruz, aquel barbudo combatiente de Sierra Maestra, líder de un pequeño grupo de insurgentes que partió desde costas mexicanas en el barquito Granma por 1956 para luchar contra la “tiranía” de Fulgencio Batista y que, no mucho tiempo después, consiguió derrocar al mestizo mandatario que era exclusivamente un “perro fiel” de los Estados Unidos para consumar una hazaña mundial, dijo adiós a este mundo terrenal para irse, quizá, al reino de Dios; probablemente al purgatorio con su antiguo compañero de armas Ernesto “Che” Guevara; o, chance, al infierno donde ni el mismísimo Diablo le negaría la visa de entrada por aquello de “estatizar” los dominios del ente de la cola larga y los cuernitos.

En efecto, a los 90 años de edad, sumamente cansado después de tanto trajinar en la política mundial, el “camarada” Fidel decidió abandonar la isla y lo hizo sin balsa de por medio.

Millones lo lloran, otro tanto se alegra y una “pila” –como suelen decir los cubanos a grandes cantidades de algo- está pasmada. Hay un silencio casi sepulcral. Era amado u odiado. El martes, la Plaza de la Revolución en La Habana se llenó hasta el tope como solía pasar con el PRI en sus grandes tiempos de “acarreados”, con la diferencia de que los isleños con más convicción –con sus naturales excepciones- y los del tricolor con la clásica dádiva de “torta y chesco”, para darle una de las primeras-últimas despedidas a Fidel.

Las cenizas del comandante en jefe de la Revolución ya son trasladadas a todas las provincias del país y, al final, serán depositadas en el cementerio de Santa Ifigenia, al lado del prócer de la patria, José Martí. Raro: el ateo revolucionario descansará en un camposanto religioso. Dios dispone y Fidel… acata. La pregunta de los 64 mil millones de “fulas” (como llaman los cubanos a los dólares gringos): ¿Qué sucederá en Cuba con la ausencia de Fidel, calificado también como el “animal”, por su legendaria capacidad de trabajo?

Si bien es cierto que bajo el mandato de Raúl Castro, actualmente de 85 años de edad, la isla comenzó una serie de tímidas aperturas hacia una economía más o menos normal de mercado, vulgus, capitalista, también no es menos cierto que ejerció mano de hierro para que el “cuenta-propista” o empresario, en términos cristianos, no se llene mucho los bolsillos de dólares cubanos, los famosos “CUC” o moneda convertible. O sea, qué onda.

PRIMERA CAIDA.- Como dice la canción de Pablo Milanés: “El tiempo pasa nos vamos volviendo viejos…”. Fidel murió y ahora el panorama se vislumbra expectante. Tan lejos del comandante y tan cerca de Donald Trump.

SEGUNDA CAIDA.- Si bien se valoran los grandes logros revolucionarios en medicina, educación y deportes, por mencionar algunos, es vital reencauzar la política social de la isla.

TERCERA CAIDA.- Simple: los cubanos claman por más libertades. ¿Es mucho pedir?

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