Amarás a tu prójimo como a ti mismo

Asimilar los duros golpes que recibimos son una oportunidad de crecimiento y maduración en el crisol del dolor. Dar y recibir también es amarnos.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Quien se ama a sí mismo posee paz de espíritu; no es impaciente ni consigo mismo, ni con los demás.-  Phillip Mc Graw, psicólogo                  

Amarse a sí mismo: es lo más difícil que hay. Al darnos cuenta que es algo completamente natural y obvio, vivir es más fácil y nos reconciliamos con la vida. Nos volvemos más compasivos y solidarios con los demás al aceptarnos y querernos. 

El amor a uno mismo y al prójimo ha de ejercitarse toda la vida. Lo que hemos llegado a ser: “es”, en el momento actual; lo que nos gustaría ser y hacer comienza, también, en este mismo instante. Sólo somos responsables de este momento. En la consciencia del AHORA está la fuerza vital; es el punto de llegada y de partida; el punto decisivo del vivir. 

Al aceptarnos y ocuparnos de nosotros con amor, aprendemos a tener un mejor trato con las partes de nosotros que nos son inexplicables y que aún no hemos comprendido y aceptado. 

Otro aspecto importante para amarnos es el poder de adaptación  a cada nuevo día y que significa estar en el flujo de la vida.

Todos desarrollamos ciertas costumbres, unas las amamos y queremos conservarlas, otras se convierten en jaulas que nos limitan experimentar lo nuevo y diferente. Nada permanece igual. Nos renovamos continuamente. Cambiamos en gustos e intereses y reconocerlo es estar abiertos al cambio. Sin embargo, la persona sigue siendo la misma en su núcleo esencial. 

Hay eventos que nos mueven profundamente, ya sea por la enfermedad y muerte de seres amados o cuando nosotros mismos enfermamos; igualmente, nos mueven las decepciones y parece casi imposible permanecer en el flujo de la vida. En esos momentos hay que reconocer, haciendo a un lado el orgullo, que necesitamos ayuda; es necesario buscar acompañamiento para desahogar lo que nos pasa y ser escuchados con empatía y discreción absoluta. Y así asimilar los duros golpes que recibimos y que son una oportunidad de crecimiento y maduración en el crisol del dolor. Dar y recibir también es amarnos. Dar tiempo y espacio para mostrarnos a otros abriendo los oídos y el corazón para un encuentro sincero es amar.

Aproximarnos a otro con amor, empatía y sin expectativas en una invitación de amor mutuo. Así se allana el camino de la vida para transitarlo amorosamente a pesar de los obstáculos.  
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

Lo más leído

skeleton





skeleton