Amarga carestía

El precio del limón por las nubes exhibe la triste realidad de Quintana Roo...

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El precio del limón por las nubes exhibe la triste realidad de Quintana Roo, donde la producción agropecuaria es mínima y se agota en el cultivo de caña de azúcar y otros sembradíos con menor peso en el mercado local. Con esta situación crítica se confirma que nuestro estado tiene una capacidad muy limitada en el campo, lo que debe obligarnos a hacer un alto en el camino para replantear nuestra trayectoria en materia de desarrollo.

El limón está agotado o tiene precios por las nubes en tiendas de autoservicio, mientras  algunos comerciantes lo venden a 45 pesos (kilo), y el cítrico viene de la zona campechana cercana a Xpujil, lo que representa un agravio a Quintana Roo porque nos deja muy mal parados en materia de autosuficiencia alimentaria. 

Esta crisis nos obliga a recordar el proyecto de los corredores frutícolas impulsados certeramente por el ex gobernador Miguel Borge Martín. El proyecto fue abandonado por su sucesor Mario Villanueva Madrid, pero había sido desechado por los campesinos que no tenían la vocación y el compromiso.

Si la continuidad hubiese sido el sello, estaríamos ante una realidad diferente, aunque los corredores frutícolas estaban enfocados sobre todo al cultivo de naranja para competir contra Akil, Yucatán, que se impuso sin mucho esfuerzo.

Pero Quintana Roo también t iene potencial para el cultivo de cítricos, y estamos enfrentando las consecuencias de nuestros errores y negligencia. 

Por ello el mercado local es surtido por productores de otras latitudes, incluso de Guatemala. Y es que una tienda de autoservicio ubicada frente al bulevar Bahía ofrece legumbres de Guatemala, con presentación óptima para el cliente.

Y hablamos de cultivos que pueden ser fomentados en Quintana Roo, donde se ha abandonado el sector agropecuario por una irresponsabilidad compartida entre los tres niveles de gobierno, campesinos e iniciativa privada.

El colapso del mega invernadero de Felipe Carrillo Puerto confirma que el enfoque político ha sido erróneo, ya que tales proyectos tan sólo aportan beneficios a quienes cosechan jugosos presupuestos para trasladarlos a sus cuentas bancarias.

Los resultados son amargos y están a la vista en este caso, negando beneficios al municipio de Felipe Carrillo Puerto, sediento de inversiones de este calado y con graves carencias en muchos aspectos.

La crisis del limón nos descubre una realidad que hemos omitido, por el simple hecho de aportar todas nuestras fichas al turismo, sin hacer el mínimo esfuerzo en materia de imaginación.

Por lo pronto, seguiremos con nuestro amargo sufrimiento con el limón porque no queremos producirlo, acostumbrados a que en otras latitudes hagan nuestro trabajo.

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