Amerika über alles

El daño brutal que trabaja día tras día por infligirle a los mexicanos no encuentra ningún reparo en el dolor humano que va a imponer...

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Es imposible no recordar el himno de la Alemania gobernada por los nazis -Deutschland über alles/ Über alles in der Welt (Alemania sobre todo/ Sobre todo en el mundo)- cuando se escucha a Trump ordenar desaforado America first. America first: “Aquí reunidos, expedimos un nuevo decreto para que se oiga en cada ciudad, en cada capital extranjera y en cada pasillo del poder. De hoy en adelante, una nueva visión gobernará nuestra tierra. De hoy en adelante va a ser sólo América (sic) primero. América (sic) primero”. Y el problema se reduce a dinero.

En el discurso de este energúmeno no existen el derecho, el respeto a las personas, la igualdad de los seres humanos, la justicia o al menos la ética en el trato entre naciones. El daño brutal que trabaja día tras día por infligirle a los mexicanos no encuentra ningún reparo en el dolor humano que va a imponer. Se trata de que “por muchas décadas hemos enriquecido la industria extranjera a costas de la industria americana (sic) [...] Hemos hecho a otros países ricos mientras la riqueza, fuerza y confianza de nuestro país se desvanecía en el horizonte. [...] La riqueza de nuestra clase media ha sido arrancada de sus hogares y repartida por todo el mundo”.

El supremacismo nacional y racial de Trump está hecho exactamente del mismo material económico y cultural que cualquiera de los anteriores, ya el hispanismo latinoamericano, ya el nazismo, ya el sionismo: encuentra en los dominados socialmente características despreciables, desde el color de la piel hasta la lengua materna, pasando desde luego por la pobreza, que lo hacen a la vez indigno y no necesitado de los mismos derechos y condiciones de existencia.

El actor de telerrealidad ha dejado claro que no mantendrá sus acciones en relación con México dentro del marco de la legalidad internacional, no digamos de la diplomacia ni mucho menos de la decencia.

Como respuesta a la correcta cancelación del anunciado viaje del presidente Peña a Washington -debida respuesta al insultante preámbulo que el anfitrión montó para la ocasión, echando a andar la construcción del muro y reiterando que nos lo hará pagar- el inquilino de la Casa Blanca lanzó la amenaza de gravar las importaciones mexicanas con un arancel del 20%, cuyo producto se destinaría a financiar la construcción. No le importa que esto se riña con el tratado de libre comercio en vigor, con las reglas de la Organización Mundial de Comercio, que sea una decisión abusiva, y mucho menos que lesione personalmente a mujeres y hombres de carne y hueso. Lo que le importa es que tiene la fuerza para imponerlo, sin que sus víctimas puedan hacer nada para defenderse.

Trump ha iniciado ya la consolidación de un Estado forajido.

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