Amor y pseudoamor

Buscar el apoyo total en alguien más nos hace frágiles, vulnerables y dependientes.

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Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.- Jorge Bucay, psicoterapeuta

Ser afectuosos no implica tener la capacidad de amar verdaderamente.  Podemos tener la habilidad de conductas cariñosas y no por eso el talento y la decisión para amar.  Cuando hay la adicción al pseudoamor se es afectuos@ como consecuencia del miedo a perder al compañer@, al cónyuge y eso, no es amor sino miedo a la soledad.

Aparece este disfraz de “amor” cuando la persona está convencida de que nadie la puede amar.  Si el niño no recibe atención,  cuidados y cariño, desarrolla la creencia de ser indigno de amor y determina una incapacidad para sentir y crecer en el amor cuando adulto. En la niñez se crea el modelo de lo que nos daremos a nosotros mismos, es decir, aprender a amarnos: cuidarnos, respetarnos, alentarnos, apoyarnos y  sentirnos merecedores de ser amados y amar.    

La carencia de autoapoyo da lugar a la “dependencia” que es poner nuestro “centro” en el exterior.  Ejemplo: en la pareja, convirtiéndola en el eje alrededor del cual se gira como satélite, sin luz propia, entregando el poder a personas y situaciones externas para ser felices, así  se vuelve imprescindible tener  al lado un compañer@ que nos trate como nos gustaría y si esto no es así, la persona se desploma.  Esta actitud inmadura se da al renunciar al gran poder interior, que surge al saber que la abundancia y la plenitud están en uno mismo sin tener que mendigarlas.  

Buscar el apoyo total en alguien más nos hace frágiles, vulnerables y dependientes.  La dependencia es una vida “parásita”, ya que se vive a expensas de otr@ a quien se le necesita tanto que es imposible “vivir” sin su presencia. No hay libertad ni elección propias. No es amor sino la necesidad de que otra persona solucione la propia vida en todo sentido. Definitivamente es una enfermedad psicológica.  

Revisemos si están vigentes mensajes que nos dieron cuando niños: “No pienses, obedece”, “No vales”, “Todo lo haces mal”, etc.  Hay que descartar conscientemente estos mensajes y grabarnos la verdad innegable: “Sí valgo”, “Sí puedo”, “Yo sé”, “Yo soy”, entonces contaremos con libertad, fuerza, capacidad, poder y autonomía. Se puede eliminar para siempre el “virus” de la dependencia emocional y entonces el ser de luz que somos resplandecerá, alumbrando nuestro camino. 

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.

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