Anecdotario

Cuando finalmente empezó la función, el escenario estaba lleno de caca y plumas de paloma; ellas habían hecho sus nidos ahí.

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Hace varios años, nos invitaron a dar función en Valladolid, en un teatro con mucha tradición. Cuando llegamos encontramos los baños del foro prácticamente en ruinas, no había camerinos. Lo tomamos con humor y escogimos algún árbol para cambiarnos. Mientras lo hacíamos, vimos una enorme zarigüeya entrar al escenario.

Cuando finalmente empezó la función, el escenario estaba lleno de caca y plumas de paloma; ellas habían hecho sus nidos ahí, igual que la zarigüeya que se paseó muy campante en el transcurso de la función. Una de las actrices desarrolló una alergia debido a lo contaminado que estaba el lugar. En realidad, ese teatro era un foco de contaminación y estaba totalmente abandonado. Me pregunté cómo, teniendo una compañía formal en Valladolid, con ese teatro como sede, no se tomaban el tiempo para limpiarlo

¿Es denigrante que, si las autoridades no lo hacen, un actor tome cubeta y cepillo? Un actor vallisoletano me preguntó qué me había parecido el espacio y le dije lo que escribo. Me ofrecí a lavar el foro, le sugerí que el grupo de actores lo hiciera, que ese teatro era como su casa y no debían tenerlo así. Nunca tuve respuesta. 

Esto no hubiera pasado de ser una de tantas anécdotas que se atesoran en la vida de una actriz, de no ser porque, al estar dirigiendo en Acapulco, me topo con un teatro en paupérrimas condiciones, les dije a los dirigentes que al día siguiente estaría ahí con detergente y cepillo lavando las instalaciones yo misma.

Eso hice, pero llegó un actor a ayudarme, Ilian Blanco. Gabriel Brito,  director de Cultura, mandó a tres trabajadores para que ayudaran. Hoy puedo decir que recuperamos ese foro, sacamos todas las producciones abandonadas en él -a estas alturas ya son basura- y con la mejor voluntad y sin recursos, construimos camerinos y un foro alternativo en un desahogo del teatro. Sé que mis detractores dirán: si está mejor en Acapulco, que se quede ahí.

Pero lo que quiero decir es que a veces los artistas hacemos nuestro trabajo en lugares mal acondicionados, incluso peligrosos para nuestra salud. No es posible que las autoridades no arreglen los espacios y nosotros no hagamos nada para dejar de presentarnos rodeados de basura.

Creo que como la madre Teresa brindaba sábanas limpias a los moribundos de sida, nosotros también tenemos que aspirar a trabajar en condiciones ideales y lugares limpios. Nunca más debemos permitirnos hacer teatro sobre la caca, ya sea animal…o política.

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