Animales

Un gorila espalda dorada y el agente canino Amir acapararon la atención de la opinión pública.

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Esta semana dos animalitos acapararon la atención de la opinión pública. El primero, un gorila espalda dorada que vivía en un zoológico de Cincinnati que tuvo que ser sacrificado porque un niño cayó en su hábitat. Harambe, el gorila, estaba tranquilamente en su jaula cuando le cayó el niño e hizo lo que tenía que hacer, de acuerdo con los comportamientos de su especie. Ya muchos expertos salieron a analizar la situación, diciendo que él definitivamente iba a herir al niño, no porque quisiera, sino porque estaba defendiéndose, y sedarlo no era una opción porque en el tiempo en que le hiciera efecto podía lastimar al niño considerablemente. Así que el gorila, especie en peligro en extinción, tuvo que morir.

La mamá del niño ha sido la más condenada por la opinión pública, sugiriendo incluso que se le investigue por maltrato infantil, lo cual también es exagerado. Y es que hay varias cosas aquí: la primera es todo ese asunto de los zoológicos que es bastante extraña: ir a un lugar a ver animales exóticos en jaulas, tristes y malolientes. Y la segunda es que cualquier niño es inquieto y sólo bastan unos segundos para que pasen las cosas, como en este caso en que la mamá se volteó unos segundos para atender a otro de sus hijos, cuando aquél ya estaba frente al gorila. Es una de esas cosas que se pudieron haber prevenido, pero que a fin de cuentas fue un accidente que nos hace reflexionar sobre la interacción humanos-animales de otra especie.  
Y la otra es una nota muy linda sobre Amir, el agente de la Fiscalía del Estado que fue retirado del servicio esta semana. Fui a la ceremonia y me la pasé con el ojo lloroso todo el tiempo, por supuesto él estaba en el presídium y hasta su identificador le pusieron, de los que ponen en la mesa frente a las personalidades invitadas, para que la gente sepa quiénes son. Amir es un perro sano, fuerte y contento. De hecho, cada vez que alguien terminaba su discurso, se paraba y ladraba, como si le estuviera diciendo gracias. Un encanto. Al final le quitaron su chaleco de trabajo, le dieron una medalla y se tomó fotos con cuantas personas quisieron y sus compañeros del escuadrón K9 le hicieron una guardia de honor mientras salía del auditorio. 

Amir fue el fundador del grupo canino, de hecho era el único, hasta que se le fueron sumando los otros nueve que aún están en servicio, cuya labor es buscar narcóticos, explosivos y personas. Este tipo de ceremonias demuestra que el trato digno a los animales es una obligación y, sobre todo, el agradecimiento que se le demostró como agente canino demuestra que, como se dice por ahí, todavía hay esperanza en el mundo. Amir será dado en adopción a una familia que lo quiera y lo cuide y desde la cual pueda cumplir la última orden que le dieron sus superiores: ser feliz.

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