El día de ayer martes 22 de septiembre se cumplieron 13 años de la llegada del peor huracán que los yucatecos hemos sufrido, ISIDORE. Tras el paso de GILBERTO, el “huracán del siglo”, el 14 de septiembre de 1988, nos hicimos a la idea de que jamás otro meteoro parecido nos iba a golpear tan fuerte, pero no fue así, ISIDORE nos vino a mostrar que con los huracanes no hay nada escrito y a enseñar que con la naturaleza no se juega, pues vino a graduarnos a los yucatecos en la cultura de la prevención. Después de ISIDORE, ahora sí, ningún huracán nos volverá a ver la cara, pues podemos decir con orgullo que estamos preparados para ese tipo de fenómenos. 

Tras GILBERTO tuvieron que pasar 14 largos años para que otro huracán intenso nos volviera a golpear y de qué forma: con ISIDORE fueron los peores daños en infraestructura jamás sufridos, pues nos afectó casi 40 horas continuas -un huracán debe durar en promedio 12 horas sobre una zona-, e ISIDORE con sus casi 40 horas equivalió a la afectación de tres huracanes.

Las estructuras y los grandes árboles se cayeron por fatiga, también impuso récords: si hablamos de rachas de viento máximo, fueron las más fuertes jamás recibidas con 219 km/h -con GILBERTO fueron de 188 km/h- y de lluvias acumuladas también se alcanzaron 255 milímetros de altura de agua acumulada en Mérida, superando lo hecho por el huracán HILDA en 1955 con 150 mm, y en el Cono Sur llegó hasta 800 mm. Con una afectación de casi 40 horas la destrucción provocada fue iné-dita; llevamos ya 13 años que Yucatán, con excepción de la zona oriente que en el 2005 fue impactada por el rápido paso del huracán EMILY, no nos llega un huracán intenso (categoría 3, 4 y 5 de la escala Saffir-Simpson).

Mantengamos esta cultura de la prevención y nunca olvidemos que vivimos en una zona susceptible de ser impactada por ciclones tropicales.