¿Antisionista?

En esta guerra absolutamente inequitativa -el poder bélico de Netanyahu es más que superior-, el mundo pide una y otra vez la posibilidad al diálogo.

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¿Por qué tenemos que ser antisionistas los que intentamos buscar la paz en Medio Oriente? Sí, sabemos que los árabes empezaron la guerra, que no quieren al Estado israelí, que ejecutan a hombres gay y mujeres adúlteras, que desde la óptica occidental tienen una educación primitiva, bárbara: la misma que muchas veces hemos visto de este lado del mundo, con todo y sus derechos humanos. Guerras donde la religión es el opio del mundo y en eso ninguna Iglesia es diferente, sea de Occidente u Oriente.

¿Es ingenuo y hasta tonto creer en la paz? Seguro sí. Pero no renunciaría a la posibilidad de que un día coexistan las virtudes del hombre sin dañar a sus semejantes por su condición religiosa, sexual, de raza o de costumbres. 

Lo digo siendo ateo, pero con la fe de un amante pacifista, humanista, donde la convivencia interracial sea posible. Nací cantando con los Beatles, dándole una oportunidad a la paz.

Hay una obra de Luis Mario Moncada, 9 días de guerra en Facebook,  en la que el tema de discusión es Israel y Palestina. 
Un poema de León Felipe, “Auschwitz” -por el sufrimiento en los campos de concentración judíos-, desata la guerra de palabras. Se subió a la red el día que el gobierno de Israel atacó Gaza, en 2009. 

La obra de Moncada se parece a la de estos días en las redes sociales. Unos, con conocimiento de causa del tema, están a favor de Israel -un porcentaje más bajo- y otros, abrumadoramente, por Palestina. Pero nadie, ojo, nadie, por la organización terrorista Hamás, al menos por escrito.

Los candorosos como este columnista seguimos pensando en la paz. Ni por asomo me atrevería a declararme a favor de Hamás, pero sí a favor de la nación palestina, igual que por los derechos del pueblo israelí. Así de simple. Fue una decisión de las Naciones Unidas y hasta ahora no se ha logrado el propósito. 

Sí, Palestina no quiere un Estado israelí, es verdad. Pero en esa guerra absolutamente  inequitativa -el poder bélico de Netanyahu es más que superior-, el mundo pide una y otra vez la posibilidad al diálogo. El mundo árabe tendrá que entender, pero el poder de  Estados Unidos, también.

La izquierda no es antisionista por decreto. Ni Mario Vargas Llosa, que es todo menos de izquierda, que pide a Israel humanismo en sus balazos a niños en las escuelas de la ONU, en Gaza. Quien tiene el poder es quien debe negociar. Israel y Occidente tienen la palabra.

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