Aprovechar el “efecto Cuba”

Desde Cuba están llegando más visitantes a Quintana Roo y, a la vez, también se los quita. Pareciera contradictorio, aunque es resultado de un trabajo coordinado que exhibe sus primeros frutos en torno a un multidestino caribeño bajo el esquema ganar-ganar.

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Desde Cuba están llegando más visitantes a Quintana Roo y, a la vez, también se los quita. Pareciera contradictorio, aunque es resultado de un trabajo coordinado que exhibe sus primeros frutos en torno a un multidestino caribeño bajo el esquema ganar-ganar.

La noticia de Novedades Quintana Roo es la siguiente: “El boom de Cuba trajo un incremento para Quintana Roo de más de 16 mil pasajeros y 400 vuelos provenientes de la isla durante los primeros cuatro meses del año, de acuerdo con los datos del Sistema Integral de Operación, lo que beneficia a los principales destinos turísticos del estado”.

En seguimiento informativo, posteriormente publicó: “El principal mercado para Cancún, el turista proveniente de Estados Unidos, está eligiendo a Cuba para vacacionar, ya que en los primeros tres meses registró un crecimiento de 95%”. En los detalles queda claro que “la moda” no es tan pasajera; de hecho, los pronósticos son muy favorables (para ambos).

Las fuentes consultadas por este diario dan señales del porqué brincan al Caribe mexicano: allá operan con altos niveles de ocupación, pero hay pocas habitaciones disponibles; se ha registrado un aumento de precios y tarifas hoteleras, y el Fideicomiso de la Riviera Maya, por ejemplo, está trabajando para convencer in situ a quienes tienen la capacidad económica para viajar a México.

Y es que el crecimiento turístico de la isla asombra. Basta una cifra: durante el primer semestre el Ministerio de Turismo registró un total de 2 millones de visitantes internacionales, por lo cual esperan entre 3.8 y 4 millones a fin de año.

Con datos de la Organización Mundial de Turismo se sabe que el Caribe y Latinoamérica registraron el año pasado un incremento del 7% en ingresos por turismo internacional, mientras destinos de todo el mundo habían crecido sólo un 3,6% en dicho periodo.

Una de las conclusiones es que los grandes destinos (como el Caribe mexicano) se benefician del “efecto Cuba” como motor en la imagen de esta región, y esa oportunidad debe explotarse. ¿Cómo? Con más recursos para promoción y resaltando la complementariedad.

Cuba seguirá exprimiendo el clima, sus playas, lo barato, su historia y la idea de diversión única. Pero no será suficiente. Muchos ya han visto que allí la alegría es subjetiva y tiende a bajar la simpatía que despierta un pueblo bloqueado y oprimido.

Lo mismo ocurre con “lo barato”, pues siempre ha sido el más caro en relación calidad-precio, lo cual, sumado a la escasa infraestructura, hace difícil que desbanque a sus competidores eminentemente turísticos, con años de ventaja apuntalando sus modelos.

No se trata de restar méritos ni desconocer las bondades de la bella ínsula, sino de tener en cuenta que en las carencias del otro radica la oportunidad de Quintana Roo: en aprovechar más que la cercanía geográfica para robustecer la incipiente cooperación.

Para los cubanos vienen tiempos de nuevas inversiones en turismo, construcción, transporte, comercio y salud, lo cual exige una participación más activa tanto de autoridades como de empresarios, apenas cruzando el Canal de Yucatán. Y los mexicanos deben ser protagonistas.

Desorbitado

En un tema ya abordado en este espacio, vale destacar que la Asociación de Hoteles de Cancún, el Consejo Coordinador Empresarial del Caribe y organismos ambientalistas ya presentaron una contrapropuesta para buscar reducir la superficie del proyecto Área Natural Protegida Reserva de la Biosfera Caribe Mexicano, que el gobierno federal pretende declarar con una extensión de 5.6 millones de hectáreas.

En un contexto donde deben facilitarse las inversiones y ampliar la oferta de actividades recreativas, la exageración no cabe.

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