A los pocos días de confirmarse la victoria del PAN en siete de las 12 gubernaturas, el presidente nacional de ese partido, Ricardo Anaya Cortés, dio pinceladas de lo que serán estos gobiernos, los cuales tendrán, dijo, “denominadores comunes”. Entre esos figura el de Carlos Joaquín González.

Una entrevista televisiva con los periodistas Sergio Sarmiento y Ricardo Rocha ha sido de las más provechosas por su dinámica y la capacidad de los moderadores, por lo que las respuestas del ganador no sonaron prefabricadas. La inmediatez y el impacto del medio reflejaron la sensación que, además de alegría, le sobra esperanza. 

Al reconocer que el resultado fue multicausal y no sólo por su estrategia, Anaya sostuvo: “Como nunca el futuro del PAN está en nuestras manos, ya que vamos a gobernar a 40 millones de mexicanos; si lo hacemos bien, llegaremos en una condición inmejorable a la presidencial de 2018. Pero antes tenemos que pasar la de 2017”.

¿Qué harán para gobernar bien? El líder blanquiazul reveló parte en ese programa: “Me acabo de reunir con los siete gobernadores electos y tenemos clarísimo que el futuro está en sus gestiones. Así como la gente castigó al PRI, en los próximos años puede haber enorme esperanza porque transformamos esos estados”. 

De acuerdo con Anaya, hay un compromiso de reunirse mensualmente para revisar un tablero de indicadores, “para intervenir de manera oportuna cuando se requiere, para no fallarle a la gente que vio en nosotros una alternativa de cambio responsable”.

“¿A qué te refieres con cambio?”, le cuestionó Rocha. “Evitando la crisis de credibilidad. Para eso, personas honradas en el gobierno y resultados. Además, subiendo el nivel de discusión pública en economía, seguridad, empleos, desigualdad, pobreza…”, respondió. 

“¿Pero qué compromisos de moral pública asume el PAN en esa perspectiva?”, insistió Rocha. “Son cuatro”, y el entrevistado enlistó: “Transparencia y combate a la corrupción; respeto a las libertades y los derechos humanos”; “más inversión productiva, empleos y dinero en el bolsillo”, y “recuperar la paz y la tranquilidad”.

Sobre el segundo tema prevalece hoy un interés particular en Quintana Roo. Según lo expresado por Anaya, “se trata de no tener gobiernos que controlan la prensa, que cooptan a los Poderes Legislativo y Judicial, al órgano auditor o a la Comisión de Derechos Humanos”. Sin nombrarlos por falta tiempo, se asume que también al instituto de transparencia, a delegaciones federales, Policías, Procuradurías y órganos descentralizados.

Es muy probable que el gobernador electo Carlos Joaquín coincida con ello y esté dispuesto a concretarlo. Antes, dos “peros”. El primero, que estatutariamente no es panista, y el segundo, que encontrará “candados” en áreas clave para avanzar según lo previsto en dicha reunión.

Respecto al primer “pero”, le contestó a pregunta de Sarmiento: “¿Qué tan panista es Carlos Joaquín?”. “Que alguien haya militado en el PRI es entendible cuando se conoce la historia del país. Estoy convencido que está dispuesto a hacer un extraordinario gobierno, con transparencia y honestidad. El partido lo va a acompañar sin reserva alguna”. Suena bien.

Acerca del segundo, surge un enigma: El Congreso estatal acaba de nombrar a un auditor, un fiscal (antes procurador de Justicia) y tres magistrados por varios años, quienes -se rumora- no le facilitarían la tarea al nuevo gobernante. Lo mismo sucedería en otras instancias. Resultará interesante cómo resuelve con otros Poderes, sindicatos y grupos ligados históricamente a un sector del tricolor. Pero no está solo y es tremenda ventaja.

Joaquín tendría que abrirse y encontrar más aliados, no sólo del PRD. Anaya lo manifiesta así: “Para lograrlo, queremos construir con otros; mientras más amplio sea el espectro de la coalición, mejor”.