Autoayúdate, que yo me autodefenderé

Ojalá que el gobierno conforme un museo dedicado a exaltar sus épicos logros, debidamente custodiados por los egregios espíritus de Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdez.

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Es una enorme tristeza que desaparezca el tan poco valorado IFE que tantos favores nos ha hecho. Una trayectoria institucional de su nivel, apenas si se puede comparar con culturas electorales tan avanzadas como las de Corea del Norte, Afganistán y varias más.

Ojalá que en justísima retribución a sus espléndidas contribuciones a la democracia, pronto el gobierno conforme un museo dedicado a exaltar sus épicos logros, debidamente custodiados por los egregios espíritus de Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdez, cuya mística grisura y laberíntico y folclórico sentido justiciero hicieron de la alquimia una de las bellas artes, digan lo que digan los demás. 

Es una alegría que sus herederos, aquellos que se quedaron a cuidar el changarro cual cadeneros del Heaven, hayan cerrado con broche de oro la mítica leyenda de tan noble institución desechando cualquier sospecha sobre la naturaleza bienhechora de las tarjetas de Soriana. No importa que se hayan tardado casi un sexenio en llegar a tan lógica decisión, el chiste es que no quedara huella, que no que no, de aquellas infamias que aunque de ninguna manera ensombrecen el titánico rumbo de la presente administración en su olímpico transitar hacia el mejor futuro, dejan en claro que qué bonito es lo bonito. 

Son ellos a los que por su sacrificio en aras de una patria mejor, quienes deberían de ser nominados al Nóbel en vez de Snowden, que lo único que hizo fue algo en lo que los propios mexicanos somos unas chuchas cuereras: filtrar información. Además, era de sobra sabido que el gobierno gringo nos espía porque su vouyeurismo no solo es congénito sino galopante; casi tanto como su paranoia. 

Y aún así, con todo y todo, los gringos se guardaron mucho de no ponerse como Marga López por el encuentro de Peña Nieto con Fidel Castro, tal y como ha ocurrido con nuestros intelectuales orgánicos, que la harían menos de jamón si el señor de Los Pinos pactara con La Tuta.

Claro, primero tendrían que encontrarlo pues a pesar de tanta parafernalia, nomás no me lo apañan. Así, parece más fácil que AMLOVE acepte el llamado del ingeniero Cárdenas a unir a las izquierdas. Claro, El Peje primero esperaría el resultado de la bronca entre el padre Solalinde y los Chuchos que ya se organizaron su grupo de autoayuda para defenderse con su laicismo de telenovela.  Como quiera que sea, es una cosa espléndida lo del fin del IFE de esta manera tan elegante. Ellos sí supieron cómo autoayudarse y autodefenderse. 

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