Autoridad personal
Hay que esforzarse para llegar a tener autoridad personal, es decir, ser autores de nuestra propia vida que implica la capacidad de decidir por uno mismo.
Quien logra su autoridad personal, inspira respeto.- Lao Tse, filóasofo
Para estar decidido, antes se estuvo indeciso, es decir, dudoso. La duda es una pausa para encontrar lo más adecuado en diferentes circunstancias.
Para tomar una decisión y lograr una determinación, primero hay que discernir. Cuando se presenta un cambio y hay que decidir el camino a seguir, se tiene que emplear el discernimiento. La vida es, en sí, un proceso de transformación; es incierta y por eso es tan interesante; es cambio, siempre ofrece algo nuevo. Por esto hay que formarnos un criterio para buscar y encontrar lo verdadero, ya que si no lo hacemos quedamos a merced del juicio, opinión o voluntad de otros, sin importar si corresponde o no a la verdad.
Hay que esforzarse para llegar a tener autoridad personal, es decir, ser autores de nuestra propia vida que implica la capacidad de decidir por uno mismo. Ejercitar esta capacidad de decisión, asumiéndola con firmeza y humildad, es crear y recrear nuestro propio ser y destino; haciendo progresar, con genuina autenticidad, la existencia humana.
Quien ejerce su autoridad, se autoriza, se hace autor de sí mismo, se autordena sin esperar que nadie le ordene, mande o imponga lo que debe hacer. Se autodisciplina.
Cuando uno ama lo que hace y este hacer va de acuerdo con la auténtica misión de su vida, permite y favorece el desarrollo de los valores más elevados. La persona se hace abierta, receptiva y generosa, comparte sus valores personales como tolerancia, comprensión y flexibilidad; es dinámica, capaz de adecuarse y crecer en las diversas circunstancias que la vida le presenta.
Al lograr la autoridad personal se goza de seguridad y confianza en uno mismo y se promueve y ayuda a que los demás descubran y aumenten sus valores. No se teme a que otros disientan, ya que la diversidad enriquece. Favorece los auténticos encuentros humanos de mutuo crecimiento, promoviendo así el desarrollo de la consciencia, la responsabilidad y la libertad.
Recordemos que el ser humano con autoridad personal se permite dudar. Reflexiona, discierne y actúa con criterio propio; escucha y se nutre con los demás y está en continua evolución. Vivamos nuestra AUTORIDAD PERSONAL.
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.