“La rectora abrió un pozo negro. La explosión hizo que los olores fétidos de la corrupción, el dispendio y la simulación que cruzaba de arriba abajo las estructuras de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México salieran a flote”, escribió ayer en Campus MILENIO su director, Jorge Medina Viedas.

Aludía al diagnóstico presentado hace dos años a la Asamblea Legislativa del DF por la rectora María Esther Orozco, que retrataba el “fraude educativo” de una institución poco “académica” y esencialmente clientelar “de izquierda”.

Crónica de una venganza anunciada, tituló Jorge su irreprochable análisis del problema y, coincidentemente, el Gobierno del DF extendió ayer también, en su Gaceta Oficial, el acta de legitimación del miserable golpe de escritorio que dieron discutibles 26 consejeros paristas contra la doctora Orozco, a pesar de que un verdadero Consejo Universitario necesitaría de cuando menos 35 votos para designar nuevo rector.

Para vergüenza del gobierno de Miguel Ángel Mancera, su Gaceta elude publicar el sustento legal que le permite una vil venganza anunciada.