¡Ay, ay, ay, mi querido Patishtán!

Deberíamos de alegrarnos, porque luego de años en el tambo, Patishtan puede salir gracias a que recibió un indulto presidencial y no por un debido proceso.

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Siempre que se libera a un inocente de la sórdida, intrincada y tenebrosa justicia mexicana, nace un panda y a Molinar Horcasitas le sale un callo. Eso está bien. Que la aplicación de la ley sea por decreto, por obra y gracia del Tlatoani que aplica lo aprendido en el Calmecac. Deberíamos de alegrarnos, porque luego de años en el tambo, acusado de un crimen que solo pudo haber cometido Lex Luthor o El Guasón, este profesor puede salir gracias a que recibió un indulto presidencial y no por un debido proceso. Bueno, si dejaron salir a Caro Quintero...

Y digo, tomando en cuenta las politonales y audaces canciones de los semidioses de la disidencia eterna, no era momento de que el maese tzotzil se pusiera sus moños revolucionarios. Era el de salir pitando cual Papillón, no fuera a ser que las benévolas autoridades se echaran pa’ atrás como si fuera lucha contra la pobreza. 

Capaz que por esperar a que apañaran a sus victimarios me dejaban al maestro entambado hasta que el Piojo Herrera se volviera humilde o que al IFE llegara en calidad de jefe Mr. Snowden, algo que alejaría al ex consultor tecnológico de la NSA del gulag ruso donde lo mandó Putin, para darle dignidad al muy triste y folclórico nivel de las filtraciones políticas en México. 

Así podríamos saber cómo son los arreglos en lo oscurito entre PRI, PRD y PAN, cómo estuvo el intercambio de prendas, el bullying, el melodrama ranchero y demás porciones de la escatología partidista. Eso sí, que Snowden sea consciente y que nos ahorren las escenas XXX, virgencita, plis. 

En ese sentido, es de llamar la atención cómo domina el PRI al resto de perradón político. Les hace creer que todo es por su bien, que les va a doler pero les va a gustar y los que deberían ser su verdadera oposición se convierten en mansas piezas de su mascotería en espera de las croquetas que los harán felices. Juega con ellos, los divide, los somete a toda clase de vejaciones y, en vez de que se le echen encima al unísono, logra que se amenacen acremente, como Fausto Vallejo y La Cocoa. 

Y todo, afirman, mirando con la frente en alto a la nación. Sí, ajá.

Como el imperio contraataca, mejor dar la batalla en libertad que tras las rejas. Aunque no sé si después de ver las condiciones en que se encuentra México (el Halloween eterno en el Mordor michoacano, la reforma hacendaria ideada por Sauron, el AmeriTRI salvador de la patria), a lo mejor Patishtán prefiera retornarse al Penal de San Cristóbal, donde hay más seguridad. 

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