Baches, una historia recurrente

Es casi imposible decir que hay una calle en Mérida que se salve de tener alguna hendidura ocasionada por la erosión del asfalto.

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La verdad no recuerdo cuántas veces he escrito sobre el tema, pero no lo dejaré de hacer, pues la temporada de lluvias ha comenzado y este año con mayor intensidad que la esperada; eso quiere decir que los problemas que ocasiona el exceso de agua en las calles y avenidas se presentará en menor tiempo.

Ha llovido unos días y los baches en las vías son cada vez más perceptibles; es casi imposible decir que hay una calle en Mérida que se salve de tener alguna hendidura ocasionada por la erosión del asfalto en  los cientos de kilómetros de arterias vehiculares.

No sé cuál sea su impresión, pero para mí no hay nada peor que cruzar una calle inundada, y no saber qué hay debajo del agua, pues los baches están cubiertos; si va a pie la preocupación es por no caer en uno de los hoyos y acabar empapada y con alguna lesión.

Viajar en auto no hace menor la preocupación, pues uno se la pasa pensando si en la próxima cuadra habrá algún bache invisible entre tanta agua; de caer en él lo menos que pasará será la suciedad que se pegará al vehículo, lo realmente importante es no afectar la dirección o cualquier otra parte mecánica del carro.

Aunque cada año se perforan miles de pozos, en mi recorrido diario por calles que son de uso común para miles de personas, veo que los charcos siguen acumulándose en los principales puntos de confluencia. 

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