Bachilleres medievales y violentos
Contrasta el actuar de los estudiantes del CCH con el sentido clave de la institución: ser un “modelo de bachillerato de alcance académico indudable”.
Sobrecoge saber que el rechazo a gozar de asesorías personalizadas y obligatorias para mejorar calificaciones o a recibir clases de inglés figuren entre las demandas de quienes, desde el anonimato y con los rostros cubiertos con paliacates o pasamontañas, agreden a trabajadores, quiebran vidrios y destruyen cámaras de seguridad y mobiliario de las oficinas centrales del Colegio de Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, y se posesionan de ellas.
No las entregarán, advierten, mientras las autoridades no dialoguen con ellos, y las emplazan para mañana sábado, “a las dos de la tarde”.
Dicen ser estudiantes del CCH y lo más probable es que lo sean (aunque siempre que hay oportunidad de armar un desma... sin tener que dar la cara suelen colarse activistas de causas ajenas por completo a la educación).
Contrasta su actuar con el sentido clave de la institución: ser un “modelo de bachillerato de alcance académico indudable” para que sus alumnos sean “capaces de obtener, jerarquizar y validar información…”.