El 7 de abril de 1899, en la ciudad de Mérida, José María Ponce Solís fundó la Gran Cervecería Yucateca. En 1900 se convirtió en la Cervecería Yucateca, una fábrica de alcance regional que ganó fama mediante las marcas Carta Clara y León. Fue adquirida en 1979 por Grupo Modelo y en 1984 cesó la producción de cerveza en el estado.

En días pasados la tradición de disfrutar esta bebida producida en Yucatán continuó con la presentación de la cerveza artesanal Ceiba, elaborada por el empresario yucateco Carlos Jaime Heredia.

“La llegada de personas de fuera que buscan el sello clásico de esta tierra me hizo recordar a los abuelos cuando degustaban la cerveza yucateca. Nosotros, niños, veíamos a los adultos celebrar la bebida producida en esta tierra. Mi misión es retomar ese gusto por la cerveza elaborada en Yucatán. Pueden visitar Cerveza Ceiba en Facebook”, comenta Carlos, emocionado por el proyecto.

Lo descrito es una fuerza que se reproduce en México. La Asociación de Cerveceros de la República Mexicana (Acermex) está enfocada en impulsar la cerveza artesanal, cuya meta es llegar al 1 por ciento de la venta de la bebida en el país.

El proceso de elaboración requiere un mayor reposo y no utiliza conservadores. Emplea un cien por ciento de malta para su elaboración, a diferencia de una comercial que sólo requiere del 50 por ciento y se le mezcla con maíz y arroz, explica Jesús Briceño Gómez, director de Cervecería Minerva y presidente de la asociación.

En el país existen 18 empresas cerveceras, Jalisco es el estado donde se concentra la mayoría, seguido de México, Distrito Federal, y Baja California. El interés que despiertan estas bebidas “Premium” en México queda demostrado por los eventos internacionales que se desarrollan en mayo en Mexicali, San Miguel de Allende, Morelia, y en septiembre, el “Cerveza México”, en el WTC del DF.

Las tradiciones comienzan con visionarios que aportan ideas y concretan proyectos. En este caso con cervezas elaboradas con paciencia y cultura empresarial. El consumidor tiene la última palabra.

Será de justicia reconocer los esfuerzos por ofrecer productos elaborados en esta tierra y compartir la emoción de ser parte activa de esta nueva propuesta y poder decir, como los abuelos: “Soy parte de la historia de la cerveza yucateca”. Vaya biem.