Belice no colabora

Mandos de alto nivel en materia de procuración e impartición de justicia de Quintana Roo no ocultan su contrariedad...

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Mandos de alto nivel en materia de procuración e impartición de justicia de Quintana Roo no ocultan su contrariedad, ante la falta de cooperación de las autoridades judiciales de Belice que se niegan a entregar a delincuentes que se refugian en ese país limítrofe con nuestro estado.

Y no deja de ser una postura que incomoda a nuestras autoridades con justa razón, ya que entre México y Belice hay acuerdos en diversas áreas, producto de una vecindad y  hermanamiento efectivo a nivel de pueblos, más allá del discurso oficial.

El 22 de octubre, el policía estatal preventivo Fernando Orozco del ángel acribilló en una colonia popular de Chetumal al joven Luis Enrique Us Can, quien se había refugiado en su vivienda al lado de su pareja embarazada, Liliana Gissel Castillo Itzá, quien recibió un impacto de bala en el brazo.

Orozco del Ángel se refugió en Belice y las autoridades centroamericanas se niegan a entregarlo, pese a que hay una petición formal de la Procuraduría de Justicia del Estado. El policía se escuda en su supuesta nacionalidad beliceña, maniobra que dejó con el ojo cuadrado a nuestras autoridades.

A principios de este mes el beliceño Israel Pérez, tras un pleito de borrachos en una galera de la comunidad cañera de San Francisco Botes, atacó con machete y amputó las manos de sus dos compañeros de parranda, quienes dieron santo y seña del agresor que cruzó la frontera para internarse en Belice.

Ubicado el agresor, mandos judiciales del vecino país se niegan a entregarlo a la Procuraduría de Justicia del Estado, donde no se explican esta postura de sus homólogos.

Otro presunto homicida, quien mató a una mujer en el sur del estado, cruzó la frontera y se refugió con éxito en Belice, escudado en su supuesta nacionalidad beliceña. Por lo visto, cuando se trata de evitar ser castigado por cualquier delito, resulta muy conveniente tener la doble nacionalidad.

Tal tendencia debe obligar a un replanteamiento en las tareas de coordinación binacional, a fin de no obstaculizar la captura de presuntos delincuentes sobre quienes pesan órdenes de aprehensión.

Mientras tanto la cerrazón de las autoridades policiacas beliceñas mantiene en jaque a la Procuraduría estatal, que no puede avanzar con los casos ni mucho menos ponerles las manos encima a estos delincuentes a pesar de la exigencia social, que es mucha.

Es urgente que se pongan las cartas sobre la mesa entre los gobiernos, las corporaciones policiacas y de impartición de justicia de Quintana Roo y Belice, ya que el hecho de tener nacionalidad extranjera no debe ser un elemento que impida la acción judicial, sino todo lo contrario, ya que el beneficio de una colaboración eficaz es para ambos.

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