Berrinche infantil PRD-PAN

Haciendo a un lado la civilidad que debe caracterizar a los partidos políticos, el PRD y el PAN despreciaron asistir a la mesa de diálogo convocada por el gobernador Roberto Borge Angulo...

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Haciendo a un lado la civilidad que debe caracterizar a los partidos políticos, el PRD y el PAN despreciaron asistir a la mesa de diálogo convocada por el gobernador Roberto Borge Angulo bajo el argumento de que han sido blanco de “ataques” por parte del gobierno estatal.Y es que ayer se realizó la primera reunión de las distintas fuerzas políticas convocadas por Borge, en una mesa cuyo objetivo es la de buscar consensos para crear mejores condiciones en el estado. Los únicos ausentes fueron justamente el PAN y el PRD. Enfrascados en un pleito con el gobierno por mero protagonismo, la alianza PRD-PAN decidieron no juntarse con la “chusma” y mucho menos sentarse a dialogar en la mesa instala-da en la Secretaría de Gobierno a cargo de su nuevo timonel, Gabriel Mendicuti Loría, quien tuvo su primera tarea de gran envergadura al ser el anfitrión. 

El berrinchito de los amarillos y los azules no tiene justificación aunque sus dirigentes opinen lo contrario, pues lo único que logran con esa actitud es evidenciar que no están dispuestos al diálogo y que no pondrán nada de su parte para mejorar el ambiente político en Quintana Roo.

El líder del PAN, Eduardo Martínez Arcila, explicó que la ausencia de su partido fue una especie de protesta por la supuesta ofensiva que mantiene el gobernador contra los alcaldes panistas y perredistas, pero no se quedó allí, sino que minimizó a los otros partidos oposito-res que sí acudieron a dialogar, como el PT y Movimiento Ciudadano, a los que acusó de tener “arreglos” con el gobernador.

Por su parte, el dirigente del sol azteca hizo mutis, y al ser cuestionado por su ausencia simplemente respondió que no sabía de lo que le hablaban.

El encono del PAN y PRD con el gobierno estatal, exacerbado por la batalla electoral que arrancó el pasado sábado, los llevó a tomar una postura errónea, pues su conducta intolerante no pasará desapercibida por la sociedad quintanarroense.

Porque los partidos políticos y sus dirigen-tes deben ser ejemplo de civilidad, dejando de lado sus rencores políticos aún durante la efervescencia electoral para privilegiar siempre el diálogo, tal como está sucediendo a nivel federal con el Pacto por México, donde todos los partidos han hecho acto de presencia y aportado ideas, a pesar de sus diferencias.

Pero ese ejemplo fue tirado a la basura por los panistas y perredistas locales, que mostraron de que están hechos, evidenciando que no les interesa llegar a ningún arreglo –aunque sea positivo para el estado– con el gobierno de Roberto Borge.

Tanto panistas como perredistas deben recordar que las decisiones políticas no se toman con el hígado, porque el que se enoja, pierde.

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