Botín panista

A nivel local, el que sufrió las consecuencias de la fiesta fue Raúl Paz, candidato ¿todavía? a la presidencia municipal de Mérida y pariente directo de Patricio Patrón.

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Para comprender a cabalidad el reciente escándalo del PAN y estar en condiciones de descubrir quién tendió la trampa, sus razones y objetivos, hay que dejar de lado los daños colaterales, así sean letales, a nivel local, como el que sufrió Raúl Paz, candidato ¿todavía? a la presidencia municipal de Mérida y pariente directo de Patricio Patrón, toda vez que su principal propósito estaba orientado a incidir en la política nacional, influyendo en las decisiones del presidente central de ese partido.

Igualmente se debe descartar lo que a primera vista parece la explicación más natural y simple, pues constituye probablemente la coartada preparada de antemano por el autor intelectual del crimen, que en este caso es la delación. 

En consecuencia, es necesario, por el momento, dejar de lado la primera hipótesis de que fue el PRI o el PRD, por detentar el poder o por disputar el segundo lugar de preferencia electoral, aunque parezca evidente que los beneficiados de este affaire son los demás partidos políticos, en especial sus más cercanos competidores.

Sólo procediendo con la astucia de Sherlock Holmes, del escocés Arthur Conan Doyle, con la impecable lógica de Hércules Poirot, el detective más belga de Agatha Christie, alumnos ambos del célebre francés Agusto Dupín, de Edgar Allan Poe, o del malicioso Héctor Belascoarán Shayne, del mexicano-español Paco Ignacio Taibo II, si se inclina por algo más tropical, estaremos en posibilidad de encontrar la punta del hilo de la madeja.

Porque lo que no concuerda con el chivatazo que desprestigió al diputado Luis Alberto Villarreal, lo que le hizo perder, por renuncia o destitución da igual, la coordinación de la bancada del PAN, es el lapso que medió entre la orgía y su denuncia, que fue muy respetuoso de los tiempos de las discusiones de las leyes reglamentarias, lo que desecha que buscara debilitar su capacidad de negociación con el gobierno. 

Y lo que resulta obvio es que el dardo apuntó directamente al corazón de Gustavo Madero que, acusando recibo, no tuvo otra opción que sacrificar a quien fuera el artífice de su reelección en el CEN del PAN, que casualmente fue la primera petición de Cordero cuando exigió proporcionalidad en los cargos del órgano central conforme a la votación interna.

Así, las ambiciones del “carro completo” maderista en la repartición de candidaturas a gobernadores, diputados federales, locales y presidentes municipales, para las próximas elecciones, excluyendo a la facción calderonista, ha sufrido un duro golpe.

Con estos datos hasta el elemental querido Watson hubiera descubierto cuál fue la mano detrás de la piedra, considerando que la adicción por la guerra sucia hizo a los panistas contratar a un especialista español para sus campañas políticas.

Abandonen las esperanzas panistas indignados, su objetivo no es corregir las cosas, ni el castigo de los culpables; sigue siendo el simple reparto del botín.

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