La cultura ambiental, entendida como aquella postura ante la vida que nos permite cuidar y preservar nuestro medio ambiente, es un asunto de interés para todo el mundo, pero al  parecer en la capital del estado no es urgente promoverla. 

 

En el desarrollo de estos aspectos culturales deben participar los niños y los jóvenes que hoy cursan su educación básica y a quienes se les  debe preparar para que se despierte en ellos el interés por comprender los alcances que el cuidado del medio ambiente tiene para beneficio de todos.

 

Hace unos días, gracias a un empresario comprometido con la ciudad, que ve con  preocupación y tristeza que las nuevas generaciones carecen de valores, y algunos de materia gris, este amigo me envió unas fotografías, en donde comprobé lo grave del asunto y quiero compartirlo con ustedes, sobre todo con los padres de familia, para que desde sus hogares inculquen en sus vástagos el cuidado a su ciudad y al medio ambiente.

 

Las fotografías tomadas, y que enviaron amablemente a mi correo electrónico, mostraban un completo cochinero que dejan estos juniors en los estacionamientos que se ubican sobre el bulevar Bahía, esto pese a que muy cerca de ellos se colocaron contenedores de basura para evitar precisamente lo que estos chamacos puercos hacen cada fin de semana, que sin el menor grado de conciencia avientan en el piso o en las aguas de la bahía envases de cerveza, licor, basura de las botanas, y hasta condones, todo esto en parte por la falta de educación que recibieron desde su infancia, y otra solapados por las autoridades.

 

Una idea que podrían aplicar las autoridades, si es que les interesa dar una buena imagen al turismo, y sobre todo a la gente que se para muy temprano a hacer ejercicio sobre nuestro hermoso bulevar, es restringir el estacionamiento a determinadas horas, es decir, después de las 10 de la noche, y hasta las 5 de la mañana, esté prohibido estacionarse, y a quien lo haga, multa.

 

Especifico que sólo sean los fines de semana, y dirigido a un sector en particular, que son los jóvenes, porque estamos de acuerdo que no se les puede negar el acceso a familias que vayan sanamente a disfrutar de un momento de tranquilidad.

 

Otra medida podría ser, ahora sí, sin la menor consideración meter al “botellón”, cárcel o como usted guste llamarle, a aquella persona que sea sorprendida tirando basura en esa área, pero además, para salir libre tendrá que pagar una fianza y ponerlo a hacer trabajo social, es decir, recolectar basura un día de la semana por un mes. Ya si de esta manera no entienden que el medio ambiente es de todos y que necesitamos cuidarlo, pues habrá que tomar medidas más drásticas.

 

Considero que desde temprana edad se debe empezar a trabajar para desarrollar en los niños la conciencia ecológica, que ahora se llama sustentabilidad, el cual es un concepto cada día más aceptado y que nos debe ayudar a promover la cultura por el cuidado de nuestro medio ambiente de manera muy precisa.

 

Es responsabilidad de todos, maestros, padres de familia, científicos, medios de comunicación, instituciones educativas, centros de investigación en todos los rubros, empresarios y demás grupos sociales organizados, los que en su conjunto debemos buscar estrategias y acciones que nos permitan generar estos aspectos culturales del desarrollo sustentable en nuestra niñez.

 

Concienciar a la comunidad debe ser una responsabilidad mancomunada, adecuadamente coordinada entre organismos afines al tema, que con apoyo de todas las autoridades generen una campaña abierta, en la que además deben participar de manera solidaria los medios de comunicación, publicando o emitiendo mensajes preparados por profesionales, de manera que su contenido tenga el efecto de motivar la conciencia ciudadana para cuidar el ambiente en el que vivimos.