Buscan calidad con más días de clases

Aumentar siete días de clase de nada servirá, si no mejora la calidad de la educación pública.

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Como si no tuviera suficiente con los desmanes que los maestros de la CNTE hicieran en algunos estados al  protestar contra la reforma educativa, y en víspera de la publicación del calendario oficial del próximo curso escolar, el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, ha puesto un nuevo par de banderillas hirientes a los ya irritados maestros al dar a conocer su intención de aumentar 7 días más al curso escolar 2013-2014 para llegar a 207 días, iniciando el próximo 19 de agosto para concluir el 15 de julio del 2014.

Una vez más, los errores de las pasadas administraciones priistas en el sector educativo, afloran de nuevo en este sexenio con la adopción de recetas caseras de otros países para tratar de enderezar el rumbo de la educación pública. De nueva cuenta, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mete mano en decisiones de Estado, pues le parecen insuficientes las actuales 562 horas efectivas de clase divididas en jornadas de cuatro horas y media al día. Según su apreciación, México debería adoptar el modelo coreano que contempla mil 195 horas de clases en 220 días de su calendario escolar.

La comparación sería válida si estuviéramos en las mismas condiciones, sin embargo, nadie repara en que vivimos en un contexto cultural y social muy disparejo; nuestra desigualdad social nos hace diferentes a otros países más desarrollados y, por tanto, sus modelos educativos no se ajustarían a nuestra realidad, por muy exitosos que sean.

Aumentar siete días de nada servirá, si no mejora la calidad de la educación pública. Debemos primero limpiar nuestro sistema educativo nacional de actos de corrupción como la venta pública de la prueba Enlace, los absurdos paros magisteriales, el comercio de plazas docentes, el desvío de recursos para proyectos educativos, entre otros. Nos urge un propio proyecto educativo, que parta de nuestra diversidad cultural y tienda a disminuir la desigualdad social.

¿Dónde quedó la ética, la moral y la conducta cívica que tanto hace falta en nosotros y en nuestros hijos? Estas son nuestras prioridades.

Estamos a tiempo de corregir el rumbo, pero no con recetas caseras ajenas, dejemos esta tarea a los verdaderos pedagogos mexicanos, ¿no creen?

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