Cacaraquear es fácil, lo difícil es poner

Verdadera paradoja que los servidores públicos no nos sirvan...

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Verdadera paradoja que los servidores públicos no nos sirvan. Y para muestra, un botón: mientras que los chetumaleños seguimos sufriendo de robos en nuestros hogares, vehículos y comercios, el flamantísimo director operativo de la Policía Municipal Preventiva en Othón P. Blanco, Luis Germán Sánchez Méndez, presume en el Facebook su acreditación de cursos, diplomados y demás.

No sé si es mera vanidad o se trata de una burla a quienes no tenemos las influencias ni el dinero para mantener a ocho policías plantados a las afueras del hogar, 24 horas al día, los 365 días del año. Esos uniformados perciben un salario que nosotros, contribuyentes, pagamos para seguridad común.

Como funcionario, tendría que demostrar su capacidad en la práctica, en las calles, en las colonias populares, no en las redes sociales ni en las paradas cívico-militares donde el jefe policiaco monta ejercicios estilo mercenario de película hollywoodense. ¿Para eso sirvió su viaje a España con costo al erario municipal? Porque sus estrategias gachupinas aquí, con cacos y malandrines de las colonias, no han servido de gran cosa.

Ese dinero que invierte la comuna en un solo personaje, de la jerarquía que sea, bien pudo comprar chalecos antibalas de a deveras, botas de calidad y uniformes para la tropa. Bueno, para eso está el Subsemun.

Y por más que anuncien entrega de armamento, patrullas, estrategias cosmopolitas, capacitación y certificaciones, los ciudadanos estamos a expensas de la delincuencia porque muy pocos en la corporación cumplen.

Usted y yo hemos visto para qué sirven las patrullas policíacas.

La labor preventiva requiere de conocimientos, estrategias, recursos humanos y económicos, de equipamiento, pero lo que resulta indispensable es ¡aplicar todo esto en bien de la comunidad! No se trata de despacharse con la cuchara grande. Ya no hablemos de eficacia y eficiencia, de honestidad y valor.

No piense usted que pretendo crucificar a un servidor público por difundir sus logros personales. ¡Bravo! Su esfuerzo le habrá costado. Lo que no se vale es alardear de supuestos conocimientos que en la práctica, como empleado al servicio de los ciudadanos, no benefician a la sociedad.

Otros ejemplos se dan en áreas como el Instituto de Fomento a la Vivienda y Regularización (Infovir), donde su titular, don Pedro Mercader Rodríguez, llevaba tres semanas sin parar pie en la oficina, lo que no sería grave si hubiera quien pudiera brindar información oficial sobre hechos que atañen al pueblo.

Gonzalo Herrera Castilla, Contralor estatal, no canta mal las rancheras, pues regresará hasta el lunes entrante de una reunión a nivel nacional. Y su vocero pide a los reporteros entregar un cuestionario “a ver” si su patrón lo responde.

De un tiempo a la fecha se ha dado mucho entre funcionarios gubernamentales y municipales eludir su obligación de informar, canalizando la solicitud a sus áreas de comunicación social que, en la mayoría de las veces, no satisfacen las necesidades informativas o, de plano, se hacen los occisos y no hacen llegar el material requerido. Peor aún, cuando remiten al comunicador a consulta a través de la unidad de transparencia, porque el famoso Instituto de Transparencia y Accesos a la Información Pública de Quintana Roo es la más burda herramienta de autoprotección creada por el sistema.

Funcionarios como la directora de Turismo del Concejo Municipal de Bacalar, Karla Ramírez Vega, escurridiza ante la prensa hasta el último minuto bajo el argumento de “es que estoy con el jefe”. ¿Es que qué…? ¡Nada! Ellos están para servir a la gente.

En breve llegará un nuevo grupo de funcionarios, algunos ya duchos en esto del servicio público y otros tan novatos que requerirán de cursos extraordinarios.

Hace unos meses ellos llamaban a su puerta en busca del favor de su voto, y ahora usted, en todo caso, deberá hacer largas antesalas antes de poder acercarse a uno

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