20 canciones yucatecas estrenadas en el romántico parque de Santa Lucía

Tuve la fortuna, como primer director cultural del Ayuntamiento de Mérida, de iniciar las serenatas de Santa Lucía el 14 de enero de 1965.

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Nunca pudo imaginarse  el genial Guty Cárdenas, cuando compuso su primera canción Rayito de sol bajo los frondosos huayos del parque de Santa Lucía, en mayo de 1924, que ese evocador sitio se convertiría muchos años después en el altar de la trova yucateca, al establecerse las serenatas semanales que tanta fama le han dado a nuestra Mérida. 

Guty contaba entonces apenas con dieciocho años de edad cuando pulsó su primera guitarra y musicalizó los versos de su amigo Ermilo Padrón López, que más tarde fue el patriarca de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín. 

Tuve la fortuna,  como primer director cultural del Ayuntamiento de Mérida, de iniciar las serenatas de Santa Lucía el 14 de enero de 1965, durante la presidencia municipal del visionario alcalde Agustín Martínez de Arredondo. 

Desde entonces, muchas canciones se han estrenado en esas festividades semanales.  Entre ellas, Mi Mérida, de Chucho Herrera, interpretada por primera vez por el barítono Emilio  Alonzo con la Orquesta Típica Yukalpetén, en mayo 27 de 1965, y  las 12  canciones finalistas del Concurso de la Canción Yucateca de ese año: Déjame llegar a ti, de Coqui Navarro, y Cuida mi amor cariño, de María Eugenia Escobedo, que fueron las ganadoras, y las finalistas Te encontré en mi camino, de Manuel Montes de Oca; Amor sublime y A unos ojos, de Estela Puerto de Pompeyo; Me encontrarás, de Armando Cáceres Gómez; Sin esperanza, de Manuel Díaz Massa y Ricardo Duarte Esquivel; Yo tuve una novia linda, de Conrado Roche Canto, Emilio Cisneros y Jaime Roche Ventimilla; Así como tú, de Jorge Mezo Alcalá; Una emoción, un beso y un suspiro, de Jorge Peniche y Peniche y Jorge Peniche Aznar; Nuestros mundos, de Raúl M. Vargas,  y Tierna melodía, de Ricardo Duarte Esquivel.

En otros años se estrenaron: La noche del silencio (1966), de Pérez Sabido y Duarte Esquivel; Ya están viejos mis sueños (1975), de Monís Zorrilla y Pastor Cervera; Amor en la sombra y Encuentro, ambas de mi autoría, en 1981; El águila altanera (2005), con letra de Guty Cárdenas y Pérez Sabido, musicalizada por César Marrufo, y Serenatas de Santa Lucía (2012), de Benjamín Escudero Beltrán. 

Las partituras de estas canciones aparecerán en mi libro Cincuenta años de trova yucateca en las serenatas de Santa Lucía, que verá la luz, Dios mediante, en 2017.

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