Capricho cumplido

En la promulgada, solo violan los derechos humanos los agentes públicos, pero no las mafias criminales.

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Poco antes de la ceremonia conmemorativa de la vulnerable ley de víctimas, José Ángel Gurría se aventó ante el Presidente una obviedad en materia de políticas públicas que, por desgracia, Enrique Peña Nieto ya no pudo tomar en cuenta: “Evitemos la complacencia y mantengamos el sentido de urgencia en la agenda…”

El secretario general de la OCDE habló en el Foro México 2013, de donde Peña salió para encabezar en Los Pinos el ritual de complacencia del capricho de Javier Sicilia que Felipe Calderón frenó por comprensibles razones: es injusta, es inaplicable y es, muy probablemente, inconstitucional.

Veteranos de la lucha en favor de las víctimas, María Elena Morera, pero sobre todo Alejandro Martí, saben bien y argumentan mejor que, tal como quedó esa ley, “la víctima pasa por una serie interminable de trámites que la revictimizan…”

Peor: en la promulgada, solo violan los derechos humanos los agentes públicos, pero no las mafias criminales.

Y para qué abundar en la complaciente reparación de daños a cargo solo de la Federación, pero no de los gobiernos estatales o municipales…

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