Caribe Mexicano bate récords, pero puede dar más

Sin duda, 2014 ha sido un año exitoso en materia turística. La industria hotelera vio surgir en los últimos meses recintos de hospedaje de cadenas ya asentadas en el Caribe mexicano...

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Sin duda, 2014 ha sido un año exitoso en materia turística. La industria hotelera vio surgir en los últimos meses recintos de hospedaje de cadenas ya asentadas en el Caribe mexicano, la llegada de nuevas marcas nacionales y extranjeras, así como la reconversión de hoteles emblemáticos en nuevos conceptos para mantener el interés del turista nacional e internacional por esta región.

Estas nuevas inversiones hoteleras, aunado a más vuelos y a una evaluación inmejorable de la promoción en últimas fechas, reconfirman la supremacía del destino en el Caribe.

Desde esta semana, Cancún y Riviera Maya mantendrán una ocupación promedio de 85 por ciento, cifra nunca vista en ambos destinos por esta época, lo cual favorece también a la zona turística del sur, en particular Mahahual y Bacalar.

La ocupación hotelera está en franco crecimiento durante la temporada invernal en la que los centros de hospedaje tienen garantizada su operación al tope. Este número no deja cabida a las suspicacias: 15 millones de visitantes, aproximadamente, se recibirían este año, superior al registro del anterior de 13.3 millones.

Ese panorama favorable se mantendrá durante las primeras semanas de 2015, permitiendo a los diferentes sectores de la economía -ligados directa o indirectamente al turismo- una cosecha extraordinaria.

El turismo es una actividad que beneficia a todos y por lo tanto su éxito es también responsabilidad de todos. De ahí que requiere certidumbre y fortaleza en cualquier temporada y bajo toda circunstancia.

Insisto, parte del éxito es su hotelería. Esta apertura de recintos y el cambio de bandera en algunas cadenas, que amplía y diversifica la oferta, es una acción que no obstante requiere ayuda adicional; por ejemplo, fomentando más inversiones a través del apoyo de la banca con créditos adecuados a las características de la actividad turística y en condiciones preferentes.

Por un lado, los inversionistas, los turisteros y los trabajadores del ramo deben conjugar lineamientos con el propósito de elevar la calidad de productos y servicios, buscando incrementar la derrama económica.

Por el otro, las autoridades de los tres niveles deben mantener la credibilidad, el orden y la capacidad de gestión para seguir en la vía del progreso, implementando estrategias completas orientadas al crecimiento económico con paz social y manteniendo a raya los peligros que atentan contra los esfuerzos.

Por el momento debe fortalecerse la idea de modificar el concepto “sol y playa” por el de experiencias, medio ambiente, golf y cultura maya, que permitirían alcanzar una ocupación hotelera incluso superior en los próximos meses.

Un aspecto vital para acceder a lo anteriormente expuesto es la sustentabilidad. Muchos hoteles de Quintana Roo y algunos balnearios han obtenido reconocimientos internacionales los cuales han permitido posicionar al Estado como el destino líder en la adopción de buenas prácticas ambientales, lo que da sustentabilidad al desarrollo turístico. Y esa es precisamente la meta deseada: el desarrollo equilibrado, condición que no debe negociarse.

El desafío de Quintana Roo, que involucra a todos sus habitantes, es que ese liderazgo turístico general permee en otros sectores de la economía para ser un Estado cada vez más competitivo y donde se busque sin excusas una mejor calidad de vida. Las condiciones se están dando para poder lograrlo. Sólo entonces, todos podrán presumir.

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