Por primera vez las autoridades de educación nacional y local reconocen la existencia de “chafas” en los procesos de evaluación que se presumen blindados.

Anteriormente se ha escuchado de la existencia, el rumor, de que alguien está vendiendo esta o aquella prueba para que obviamente se mejore el resultado obtenido y aspirar a cualquiera que sea la meta o motivo de ese diagnóstico.

Por primera vez la dependencia educativa toma una medida correctiva ante la acción cometida sobre el diagnóstico viciado que es el de Carrera Magisterial. De entrada, suspendiendo el proceso.

Y no es que no se haya dado antes, cuando la certeza del hecho sólo competía a quienes tuvieron la “fortuna” de constatar ese acto de corrupción. Una vez más salta a la página de nuestra historia otro acto de corrupción.

Una vez más se trata de un vicio tan arraigado como el de beber refrescos embotellados. La corrupción es sin duda un acto que ha echado raíces en nuestro país y hoy día se respira tan fácilmente como el humo del tabaco por el fumador.

Tal vez esta primera ocasión también traiga la primera intención real de poner un alto a estas conductas, que, sin duda, sumen a México en la falta de desarrollo. Estamos a la espera de ese cambio.