Que el gobierno de Gabino Cué no pague salarios que no han devengado en más de un mes los activistas de la CNTE no solo es lógico, sino jurídicamente insuficiente.

Decía la ley de 1992, y lo mismo se ha ratificado en la reforma educativa: tres faltas continuas injustificadas merecen cese.

Lo descocado (parece demencial) hoy en Oaxaca es que tampoco se les pague a los maestros de la sección 59, que sí han estado trabajando.

Más allá de que el proceso de degradación y corrupción del profesorado oaxaqueño haya comenzado en el priato de Heladio Ramírez y alcanzado su máxima expresión en el de José Murat, quienes de plano sobornaban al magisterio disidente para que no les pusiera el estado de cabeza (como le pasó a Ulises Ruiz), hoy Cué decide no moverle por la sencilla razón de que la CNTE fue una de las agrupaciones oportunistas del lopezobradorismo que lo llevaron a la gubernatura.

Antier, el titular de la SEP exhortó a los gobernadores a la obviedad constitucional de respetar y hacer cumplir la ley, y ayer puso el ejemplo con descuentos a más de 32 mil faltistas en el DF…