Castro: ¿una visita precipitada?

México pueda aprovechar los buenos conocimientos que los cubanos han desarrollado a través de los años, a pesar del bloqueo gringo.

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Al final, la famosa cumbre o también llamada Reunión Binacional México-Cuba, celebrada en Yucatán del viernes al sábado pasados (escasas 24 horas), culminó con firmas de acuerdos y, por supuesto, muy buenos deseos entre sus respectivos jefes de Estado.

En este caso, lo significativo es que el mandatario de Cuba, Raúl Castro Ruz, hermano menor del legendario comandante revolucionario Fidel Castro, visitó México desde que asumió oficialmente como mandatario de la bullanguera isla, en 2006, de manera interina, y desde 2008 ya como el mero mero.

Pero Raúl Castro, salvo que nadie lo haya detectado posteriormente, no estaba en México desde la década de los cincuenta cuando, junto con su hermano Fidel, Ernesto “Che” Guevara y un pequeño grupo de seguidores, preparaban su regreso a Cuba para combatir al entonces presidente y considerado dictador, Fulgencio Batista. El desenlace casi todo el mundo lo sabe.

En 1959, la revolución triunfó y los “barbados” tomaron el poder. Y de allí hasta la fecha. Unos a favor, otros en contra. Lo único cierto es que ese pequeño país, con todo y controversia, ha soportado más de 50 años de asedió estadounidense.

Hace un año, las relaciones entre ambos países se flexibilizaron bastante; no obstante, de aquí a que acabe el polémico bloqueo económico de parte de los gringos todavía habrá que esperar algunos años más. En fin, cosas de la diplomacia y de la “grilla” de altura. Recordar que la mediación del Papa Francisco, en el más secreto de los secretos, logró que los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos volvieran a estrecharse las manos sin que después los mandatarios fueran a los baños a lavárselas con jabón Rosa Venus.

Después de este breve “pasaje incultural”, los gobernantes Raúl Castro y Enrique Peña sostuvieron una serie de reuniones en sedes alternas de Mérida, sobre todo en Palacio de Gobierno, para firmar diversos acuerdos en áreas como migración, educación, industria, salud y comercio. Esta serie de temas ya estaban previamente acordados, de allá que todos los miembros de ambos gabinetes, simplemente agarraron sus plumas-fuente de categoría y estamparon sus rúbricas. Así de sencillo.

¿En qué beneficia el acercamiento con Cuba? Bueno, es posible que Peña Nieto pretenda asumir una postura de líder (que tanto necesita por su endeble credibilidad) en América Latina con el fin del distanciamiento con la isla, después de que los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, prácticamente mandaron por un tubo a los cubanitos en claro sometimiento a los mandatos de Estados Unidos. Ahora son otros tiempos y México también quiere ser parte de los cambios que, aunque lentos, se están forjando en la tierra del “mojito”, el tabaco y, por supuesto, las guapas y esculturales chicas.

La reapertura de las relaciones México-Cuba volvería a colocar a nuestro país en una postura de avanzada con respecto a otras naciones donde, por malas decisiones diplomáticas, de entreguismo a los Estados Unidos, la imagen mexicana se fue diluyendo, mientras que Venezuela, Brasil, Argentina, entre otras tierras, cobijaron a los cubanos. Como que estar al lado de Cuba, aparentemente un país débil que combate al “Goliath” de América del Norte, siempre va a dar buenos dividendos diplomáticos. Creo que Peña y sus asesores lo saben.

Ahora bien, ojalá que los acuerdos firmados en la “Cumbre de Mérida” sean respetados y que México pueda aprovechar los buenos conocimientos que los cubanos han desarrollado a través de los años, a pesar del bloqueo gringo. Pronto se conocerán los beneficios o, en su caso, los perjuicios.

Mientras tanto, Yucatán también deberá aprovechar las condiciones comerciales con Cuba. Hay interesantes proyectos para que los “boxitos” puedan invertir; de todo un poco: desde la gastronomía hasta la industria textil, sólo por mencionar un par de rubros económicos. Es cuestión de mirar a futuro.

Y ahora, unas preguntas: ¿En qué momento se creó la medalla “General Salvador Alvarado” para distinguir al mandatario cubano y que ahora será entregada a todo personaje extranjero distinguido que arribe o resida en Yucatán? Salvador Alvarado, como gobernador de Yucatán, fundó escuelas y liberó de la esclavitud a los indígenas mayas. Es meritoria esta medalla, pero como que la precipitación influyó en el Gobierno de Yucatán (¿quizá presionado por la Federación?).

¿Por qué, entonces, no crear una presea llamada “Gobernador Felipe Carrillo Puerto”, siendo que el nativo de Motul fue el primer gobernador de corte socialista en América Latina? Tal vez, el mérito hubiera sido mayor para don Raúl Castro, uno de los forjadores del socialismo cubano.

¿No hubiera estado más correcto que Raúl Castro hubiera sido trasladado al Parque de las Américas para rendirle un homenaje a José Martí, prácticamente el prócer de la patria cubana, por supuesto, además de hacer una ofrenda floral en el Monumento de los Niños Héroes en el barrio de la Mejorada? Los dos eventos se podrían haber complementado. En fin.

En lo particular, consideró que la visita del mandatario cubano estuvo llena de presiones por cuestiones de seguridad y logística, las cuales provocaron que la famosa reunión transcurriera con muchos más que menos sobresaltos. Si leyeron las noticias, gran parte de Mérida se transformó en una fortaleza casi inexpugnable con caos viales y una población enfurecida por este tipo de cambios en su modus vivendi. ¿Habrá valido la pena? Al tiempo.

Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que ahora se entregue la medalla “General Salvador Alvarado” al visitante turístico número un millón que arribe a Yucatán -o a don Cirilo May, nativo del Tixkokob, quien llegó a radicar en Mérida a sus 100 años de edad- en los siguientes cuatro o cinco años, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]

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