Tuve la oportunidad de asistir  a una ponencia que sobre Gestión Gubernamental presentó un especialista español, que tiene además la cada vez más rara virtud de conjuntar la teoría con la práctica, pues se desempeña como secretario técnico del alcalde de Bilbao, que tras un período de 12 años de gestión ha vuelto a ser votado por la ciudadanía.

La razón del visto bueno comunitario puede entenderse mejor cuando uno se entera que esa ciudad ha sido considerada, el año pasado, como la mejor administración municipal a nivel mundial,  con 100% de transparencia.

Partiendo de constatar que hoy día el 50% de la población mundial vive en las grandes ciudades  y que la tendencia es a que en 2025 lo haga el 80%, concluye que la administración municipal revestirá cada vez de mayor importancia para  trazar el rumbo del desarrollo económico.

Su modelo de Gestión Gubernamental Municipal tiene tres ejes principales: el Proyecto Gubernamental, que es el rumbo que  se quiere seguir para conducir  al futuro de la ciudad; Gestión Administrativa Eficiente, cuya principal característica es ser 100% transparente; lo que es completado con el sistema de “Escucha-Comunicación” (tercer eje) que, tomando sistemáticamente el pulso de la opinión pública y las demandas ciudadanas, permite hacer los ajustes necesarios para adecuar el al proyecto  a las modificaciones  que vayan surgiendo.

Lo que a mi juicio está en el fondo del asunto es que se debe contar con políticos  profesionales que busquen hacer de la administración pública un trabajo eficiente y riguroso, capaz de utilizar los avances científicos y técnicos para conducir el destino comunitario hacia un  futuro mejor.

Por lo limitado del plazo de una administración municipal, tres años, el gobierno debe saber exactamente lo que tiene que hacer, es decir contar con un proyecto para evitar, como sucede en algunos lugares, que se la pase los primeros 6 meses celebrando el triunfo, los siguientes 6 meses hablando mal de la administración pasada,  para que al año comience a convocar a la ciudadanía para elaborar el proyecto gubernamental que quedará concluido, en el mejor de los casos  cuando tenga que entregarle a la próxima administración, decepcionando a la ciudadanía.

Fue aquí cuando cobre conciencia de la gran distancia que hay entre Mérida  y Bilbao, más que geográfica, cultural y de madurez cívica, donde nuestros políticos parecen preocuparse sólo por tomar el poder para disfrutar de sus prebendas y, en la peor opacidad, establecer medidas, no para dar mejores servicios a la ciudadanía, sino para asestar certeros golpes a su economía familiar, como sucedió con el reciente aumento de tarifas por la recoja de basura. Lo que me hace temer que en2025 estaremos más cerca de Calcuta.