Los yucatecos son 'cerrados', dice la crítica foránea, ¿pero cuánto de razón tendrán? Así que, sin ser antropólogo o historiador, escribo una muy breve opinión sobre el porqué de esta supuesta actitud: en 1810 Hidalgo protestó a favor de Fernando VII, situación poco importante para los yucatecos que en su mayoría eran mayas y estaban contra el gobierno español; posteriormente esta motivación terminó con la Independencia mexicana que poco ruido y sucesos tuvo en nuestras tierras, pero que trajo extrema pobreza y un nuevo gobierno.

El 16 de marzo de 1841 se izó por primera vez la bandera de Yucatán como protesta contra el centralismo y con ello surgió la pretensión de hacer un país independiente, ya no seríamos mexicanos, emancipación que duró poco constitucionalmente pero mucho económicamente, pues, a principios del siglo XX, el henequén nos convertía en uno de los Estados más ricos.

A finales de ese siglo llegaron dos gobiernos de Cervera Pacheco, donde se trabajó nuevamente en el orgullo yucateco. Inclusive la mayoría de los policías son nacidos aquí. ¿Quién mejor para cuidar lo nuestro que los nuestros? Pensamiento que continúa al día de hoy. 

No somos cerrados, somos una cultura distinta de la mexicana: cambiamos el pozole por cochinita, los chilaquiles por puchero y el mariachi por la trova, asemejándonos más a los pueblos centroamericanos que a México; amamos a este pueblo, nuestra gente, cultura y tradiciones, detestamos la crítica insensata de quienes no son de aquí; nada tan amargo como escuchar a los que hablan mal de la tierra por el calor y los huracanes y a quienes se burlan de nuestro acento o de que no sabemos manejar. Si decidiste vivir en Yucatán, eres bienvenido, pero ámalo con la magia con la que nosotros lo hacemos y no verás más yucatecos 'cerrados'.