Chepo o lo pírrico no quita lo valiente

El entrenador de la selección mexicana de futbol soccer es tan valiente que debería de ser el auténtico Temerario mayor.

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Cualquier otro en su lugar no solo habría renunciado, sino que se habría sometido a las delicias del harakiri o se habría ido a turistear por la idílica geografía michoacana, ahí donde el góber emergente afirma que allí no hay hiperviolencia, que hay bullying. La clase de declaraciones que te hacen extrañar a Fausto Vallejo que, desde su silenciosa convalecencia es más lúcido que su substituto que, a pesar de su priismo galopante parece más jelipista que Calderón.

Nomás falta que también lo premien en Apatzingán, donde los zombis hacen su walking dead. 
Como sea, Chepo puede ser una de las bestias más inhumanas que hayan dirigido a los ratones verdes y, sin duda, un maestro en el difícil arte de hacer pírricas hasta las derrotas, pero es tan valiente que debería de ser el auténtico Temerario mayor. En chico rato interpretará aquello de “Una lágrima no”.  O está muy necesitado de ese millón y medio al mes que le cae a su cuenta bancaria nomás por meter a jugar a puro bultazo sin más estrategia que el Ave María dame puntería, porque al final #TodoEsCulpadeLayún. 

Si yo fuera él, ya hubiera acudido al más vil populismo y para apaciguar a los linchadores habría utilizado algo de mis pingües ganancias en la CFE, supuesta empresa de clase mundial que en cualquier momento se declarará en bancarrota. Al parecer estaríamos mejor con el SME.

35 mil millones de pesos en pérdidas. O sea, ni el Atlas. Bonita herencia de Calderrón y el senator Javier Lozano. ¿Pues a quién pusieron en la CFE, a la dupla Granier-Reynoso Femat, o se la encargaron un rato a Moreira?
Quizá si le hubieran dejado CFE a Necio de María, González Iñárritu y Justino Compeán, la institución, que es una porquería seguiría conectada de un diablito, pero con buenos dividendos como la Femexfut a fuerza de partidos moleros. Si no los ha agarrado el debido Profeco, solo que los apañen en El Torito.

Así, en vez de comerse un gusanito como la Reina del Pacífico, que luego de su paso por las vías de la extradición, podrá salir sin que la PGR pueda o quiera hacer algo (esto debe animar a El Z40), habida cuenta de las manifestaciones templarias en su contra, Chepo de la Torre, quizá comprometido con el Pacto por México, se queda al frente del Tritánic.

Pero sobre todo porque no hay quien quiera entrarle al toro. Ni Marchelo Ebrard. Ni modo que traigan a Chayito Robles para sustituirlo. Bien dice el culto filósofo Catémoc Blanco: El Tri es un desmadre. 

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