Chokoj-síis: categorías frío-caliente

Se puede inferir que un cuerpo sano es aquel que mantiene un equilibrio simbólico entre el calor y el frío.

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Entre los mayas yucatecos, como entre diversos grupos mesoamericanos, los estados del cuerpo humano y sus componentes, así como diversos aspectos del entorno y de la vida cotidiana (estados del tiempo, alimentos, frutas, plantas y colores, entre otros), transitan por la gradiente frío-calor (chokoj-síis) y constituyen un amplio código para explicar y caracterizar la fenomenología médica indígena.

Aunque hay quienes opinan que esta taxonomía fue traída por los españoles, creo que más bien se puede tratar de un paralelismo cultural.

Las categorías frío-calor, reales o simbólicas, son de vital importancia y se emplean para caracterizar y tratar distintas enfermedades. 

Se considera que los borrachos, los hambrientos, las menstruantes, las embarazadas, las personas calurosas o que recién han tenido relaciones sexuales, atraviesan por un estado físico o simbólico de calor, condiciones que pueden enfermar a personas débiles como por ejemplo los recién nacidos ocasionándoles mal de ojo.

A las adolescentes durante el periodo menstrual no se les permite entrar en contacto con elementos “fríos” como ciertos alimentos (cítricos, piña, coco), el agua fría o los “vientos de lluvia”, ya que podrían alterar bruscamente su estado térmico ocasionando pasmo. El “pasmo” está ligado a un estado de “frialdad” del cuerpo y puede conducir a la esterilidad si no se trata a tiempo. La terapia consiste en administrar plantas medicinales con propiedades calientes, además de sobadas.

La mujer embarazada o puérpera es percibida como “caliente” por excelencia y vuelve a su estado normal después del periodo puerperal. 

También la escasez de leche en las madres lactantes puede ser atribuida a la intrusión de frío en el cuerpo. En estos casos se proporciona a la madre un baño preparado con yerbas de propiedad caliente y se le abriga con el propósito de estimular la secreción de leche.

De esto se puede inferir que un cuerpo sano es aquel que mantiene un equilibrio simbólico entre el calor y el frío. Así un padecimiento que aumenta el frío es tratado con calidades calientes. Se considera que son los alimentos y las entidades frías los que pueden ocasionar más daño. Excepcionalmente se relaciona a la enfermedad por causas “calientes”.

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