Colaboración por impunidad

Tanto el PAN como el PRD han dejado en claro que, en materia de honestidad y transparencia, tan malo el giro como el colorado.

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No hay duda de que el escenario para la renovación de las direcciones nacionales de los dos grandes partidos que están en la oposición, el PAN y el PRD, no podría ser tan complicado ni más desfavorable, pues a la división interna propia de los procesos electivos, que en ambos casos amenaza fractura, hay que agregar el descrédito derivado de su involucramiento en los escándalos de corrupción de Oceanografía y de la L12, la “flamante” línea dorada del Metro.

Aunque se augura que Gustavo Madero no tendrá problemas para imponerse a la corriente calderonista, encabezada por Ernesto Cordero, las implicaciones de Oceanografía, cuando  ya habíamos advertido sobre la dificultad de deslindar del fraude a los funcionarios de primer nivel de  Fox y Calderón, a partir sobre todo de la posibilidad de llamarlos a comparecer, los ha presionado para cerrar filas con el pretexto de la defensa del ex mandatario, que fuera secretario de Energía, al grado de retirarse de la mesa de negociaciones sobre las leyes reglamentarias de la reforma energética.

En el peor desfiguro, hasta el momento, de la historia del blanquiazul, no han dudado en exigir impunidad para sus correligionarios a cambio de legitimar las modificaciones legales que pudiera presentar el PRI en la materia en este período legislativo.

Impunidad a cambio de colaboración es el valor de cambio que los antes modositos panistas no tienen pudor en proponer, con el fin de ocultar la red de corrupción por la que se enriquecieron sus principales jerarcas, así como por la presunta desviación de recursos públicos con que financiaron  sus campañas políticas.

Que en el PRD no se cantan mal las rancheras quedó en evidencia tras la suspensión del servicio en la mayoría de las estaciones de la línea 12 del Metro por defectos que ponen en peligro la seguridad de los usuarios, a escasos meses de haberla inaugurado Ebrard, uno de los candidatos para presidirlo.

Pero, también aquí, asumieron la defensa de sus funcionarios corruptos y dado que el PRD tiene la mayoría absoluta en la Asamblea de Representantes del DF, no tuvo el recato de asegurar que no dejarán pasar las sanciones en su contra  y juran que no los tocarán ni con el pétalo de una comparecencia.

Y luego se preguntan la razón de que priven la corrupción y la impunidad en nuestro país, cuando las relaciones de complicidad pueden ser explicadas en razón de “lealtad institucional”. Sin embargo, tanto el PAN como el PRD han dejado en claro que, en materia de honestidad y transparencia, tan malo el giro como el colorado.

Allá el PRI si se los acepta, pues no requiere de su apoyo para la aprobación de las leyes reglamentarias de las reformas, además de que la gente vería mal que se negocie con ellos, para otorgarles el salvoconducto, porque considera que es preciso que los fraudes cometidos por los gobernantes, sean del PAN, del PRD  o de cualquier partido, sean castigados  de manera ejemplar.

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