La Navidad

Época de consumo y de daño al medio ambiente: se compra gran cantidad de árboles naturales y se 'quema' demasiada energía con consecuencias para la ecología.

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En estas fechas la compra de árboles naturales se incrementa notablemente generando consecuencias positivas y negativas. Positivas en lo que se refiere a la decoración navideña de la casa, y negativas en cuanto al daño medioambiental que causan muchas familias cuando, terminadas las fiestas, abandonan el árbol en la banqueta.

Además, existe un aumento en el gasto de electricidad generado por las lucecitas de colores que son utilizadas en las casas, jardines y calles. Otro aumento exagerado es el de productos alimenticios: un consumidor medio genera al día un kilo de basura doméstica durante estas fechas.

A pesar de que ya existen estados donde se producen los árboles o pinos de Navidad y que hay una cantidad suficiente, se estima que aun así hay un daño a la ecología.

El problema ecológico no reside en el hecho de comprar un árbol natural, ya que existe un cultivo apropiado y orientado a estas fiestas, sino en lo que se  hace con ese árbol cuando pasa la Navidad. Lo más conveniente es que se busque un servicio de recolección de esos árboles para evitar que se acumulen residuos por las calles o que se formen cementerios de abetos en cualquier terreno baldío.

También es recomendable que cuando compres árboles de Navidad, de ser posible, elijas aquellos que tienen raíz; pasadas las fiestas podrás acudir a un espacio natural donde se pueda replantar.

Y si decides montar en lugar de un árbol natural uno sintético, mucho mejor. Tu bolsillo y tu tiempo te lo agradecerán, y por supuesto la naturaleza. Tampoco debes utilizar musgo ni acebo como elementos decorativos, pues son plantas en peligro de extinción y su recolección está prohibida.

Con referencia al consumo excesivo de energía eléctrica, debemos aceptar  que la Navidad está marcada por la cantidad de luces brillantes que adornan las calles, los jardines y las casas; tal vez el paisaje es muy bello, pero no el consumo de luz que esto genera.

Datos difundidos por el Instituto Nacional de Ecología revelan que las instalaciones navideñas consumen más de un millón de kilowatios tras 160 horas de funcionamiento durante casi 40 días.

Todavía no existe una normativa seria y generalizada que regule la iluminación navideña, por lo que se hacen necesarias alternativas viables que frenen tanto gasto de energía.

Si estas medidas fuesen adoptadas por todos los consumidores, incluidos comerciantes, se notaría una reducción en el consumo, y un mayor interés por las tecnologías ahorradoras.

Recuerda que las luces navideñas deben ser un elemento de decoración y no de iluminación.

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