El parque de Santa Lucía y la Universidad, en la Mérida de mediados del Siglo XX

Hace más 50 años, en el parque de San Lucía sólo había estudiantes que repasaba para los examenes; hoy es el corazón de la música yucateca.

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El próximo 15 de enero, se cumplirán 50 años del inicio de las serenatas yucatecas del Parque Colonial Los Héroes, mejor conocido como de Santa Lucía, por  la añosa iglesia que ocupa su costado oriente.

Hace medio siglo, el parque era un apacible rincón meridano al que concurríamos algunos universitarios  en época de exámenes, para repasar nuestros apuntes bajo la sombra de sus frondosos huayos, teniendo al silencio como cómplice.

Los predios circundantes estaban habitados por viejas familias del barrio, los Cortés y los Solís, entre ellos, que por las tardes disfrutaban del acogedor ambiente cómodamente apoltronados en sus igualmente viejas mecedoras.

En aquel entonces, junto a los viejos soportales corría paralela una calle de adoquines, que servía de estacionamiento a los modestos automóviles de los vecinos del rumbo. Era común ver, entre los vehículos aparcados, la  figura  encorvada del Chino Mateo que se encargaba de hacerlos lucir como nuevos.

El caballeroso don César Rosado,  propietario de la  Farmacia  Santa Lucía,  55 con 60, nos facilitaba, mediante el pago de diez centavos, el uso del único teléfono semipúblico del rumbo. El apacible silencio era interrumpido a ratos por el paso de algún inoportuno vehículo que circulaba sobre  la calle 60.  Hasta allí se escuchaban con nitidez las campanadas del reloj de la torre municipal.  

Una cuadra al sur, el edificio de la Universidad Nacional del Sureste, hoy Uady, estaba rodeado de jardines en sus costados sur y poniente, y albergaba  a la Escuela Preparatoria y a las Facultades de Jurisprudencia, Química y Odontología; además de la Biblioteca Central, el Auditorio Cepeda Peraza y el Gimnasio. No tenía teatro ni cancha con gradas.  Así era Mérida en 1957 (Continuará).

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