Advertir al turista es cuestión de ética

Una buena forma de demostrarle a los visitantes que el sargazo no es un problema de salud es que los funcionarios públicos se bañen en las playas...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El sargazo son grandes algas tropicales (Sargassum s.p.) de varios metros, que se entrelazan, se mantienen en la superficie marina y pueden viajar miles de kilómetros. Suelen crear espesas masas como malezas marinas flotantes.

Los sargazos forman ecosistemas de los cuales dependen muchas especies marinas. De acuerdo con investigaciones, algunas de las posibles causas que generan este fenómeno atípico son: aumento de nutrientes en el mar, corrientes marinas, cambio climático y variaciones meteorológicas y oceanográficas”.

Las corrientes marítimas desprenden enormes masas de alga y la dirigen al Caribe, depositando sargazo en 180.5 kilómetros de costa en Quintana Roo.

Autoridades federales, estatales y empresarios del ramo turístico, conscientes del problema, organizan jornadas de limpieza en las playas afectadas con mayor afluencia de visitantes, como Cancún, Playa del Carmen, Riviera Maya, Cozumel, Tulum, Akumal, Holbox y Mahahual.

La Secretaría de Turismo ha informado que el alga no representa afectación para el ser humano ni provoca reacciones alérgicas: tan sólo que los microcomponentes, al descomponerse al sol, generan un olor insoportable.

Lo que no se ha informado a satisfacción del turista nacional y extranjero es que las espesas masas de sargazo, amén de depositarse en la playa, se hallan en la orilla y dentro del mar.

Esto puede obligar al bañista a hacer acopio de valor, tomarse unas cervezas con tequila o persignarse antes de cruzar la barrera que −según observé hace días en Mahahual− puede ser de dos, cinco o más metros lineales, hasta librar el escollo.

Caso contrario no habrá baño y el visitante estará sentado frente a un océano incomparable y maloliente, sin haber recibido advertencia de autoridad alguna, lo que ha causado, pude comprobar, muchas molestias. Huelga decir que opté por las bebidas alcohólicas.

Tengo la absoluta certeza de que los secretarios de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan José Guerra Abud, pueden poner la muestra de que este problema no incomoda ni afecta la percepción de los turistas cruzando la nauseabunda masa.

Llegando al mar, echarse unos bucitos y piruetas, para garantizar que las actividades turísticas se desarrollan con toda normalidad. ¡Vaya biem!

Lo más leído

skeleton





skeleton