Como vivir con dos papas

Calculan que en dos meses, la residencia definitiva de Benedicto XVI, será en territorio vaticano la Mater Eclessiae que en 1994 mandó construir Juan Pablo II.

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Presentan hipótesis como
soluciones infalibles.
Florestán

La sorpresiva renuncia de Benedicto XVI ha creado una serie de situaciones inéditas que él mismo ha ido resolviendo.

Lo digo por varios aspectos que la Santa Sede ha ido respondiendo a como les va dando el día a día y, sin duda, el futuro de Benedicto XVI al que sus operadores le siguen guardando obediencia, que terminará no con el inicio de la Sede Vacante, mañana a la una de la tarde tiempo de México, sino con la elección en cónclave de su sucesor.

Los anuncios en la sala de prensa han ido de la contradicción a la negación.

Hasta hace una semana, la Santa Sede no sabía la forma en que habrían de dirigirse al dimisionario, qué título tendría, cómo vestiría, qué sería del anillo del pescador, qué del sello pontificio ni qué de él.

En un primer momento se dio a conocer que este miércoles, a las 5 de la tarde, a tres horas de hacer efectiva su renuncia, se mudará a la residencia de verano de Castel Gandolfo, mientras terminan, calculan que en dos meses, su residencia definitiva, en territorio vaticano: la Mater Eclessiae que en 1994 mandó construir Juan Pablo II y que hace un año Benedicto XVI, sabedor de lo que vendría a su renuncia, la comenzó a restaurar con un amplio espacio habitación para él.

La decisión de mudarse a ese espacio en los jardines vaticanos fue de él y de nadie más que él, como lo serían las respuestas a las demás interrogantes, que despejó a través de sus voceros: recibirá el trato de Su Santidad, el mismo que el Papa, y será papa emérito o romano pontífice emérito; vestirá sotana blanca, pero sin la esclavina, la media capa que cubre los hombros; dejará las zapatillas rojas de Prada por unos zapatos café que le regalaron los artesanos de León, y el anillo del pescador será destruido, así como el sello del pontificado, al iniciarse la Sede Vacante.

Todas estas decisiones, así como la de eliminar el plazo de 15 días para llamar al cónclave, han sido tomadas por el mismo Ratzinger en una última expresión de autoridad venida a más, a partir de su sorpresiva renuncia.

RETALES

1. MISA. En Los Pinos y en la cancillería monitorean la fecha del cónclave de cara a la asistencia del presidente Peña Nieto a la misa de inicio del nuevo pontificado, a la que vendrá;

2. EMBAJADOR. Mientras deciden su relevo, el embajador ante la Santa Sede, Federico Ling Altamirano, prefiere la discreción. Son sus últimos días en esta beca vaticana que fue su estreno en el servicio exterior. Le tocará recibir a Peña Nieto; y

3. DEBUT. La presentación que estaba prevista para hoy de Angélica Rivera como presidenta del DIF, que dirige Laura Vargas Carrillo, esposa del secretario Miguel Osorio Chong, fue pospuesta por la Presidencia de la República, quizá por la secuela que provoque la detención de la ex poderosa lideresa Elba Esther Gordillo.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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